La oposición parlamentaria de Yemen quiere impedir el regreso al país del presidente Alí Abdullah Saleh, internado en un hospital de Arabia Saudita, donde recibe tratamiento médico, por las heridas que sufrió tras el ataque del viernes al palacio presidencial, por parte de grupos tribales.
Miles de ciudadanos salieron a las calles de Sanaa para celebrar la partida del gobernante, en medio de las especulaciones de que no va a volver.
En la plaza de Al Taguir (cambio, en árabe), epicentro de las protestas en la capital contra el régimen los opositores mostraron su alegría a través de altavoces gritando "libertad" y "la huida de Saleh a Arabia Saudita".
Los manifestantes corearon lemas como "libertad, libertad, hoy es la fiesta de la libertad", "se acabó, se acabó, Alí huyó, se acabó", mientras que algunos portaban carteles en los que podía leerse "el pueblo ha hecho su revolución".
Sin embargo, la violencia sigue. Al menos 16 personas murieron en ataques que se produjeron en la capital y el sur del país. Nueve fueron las víctimas mortales en la ciudad de Zinjibar y cinco en Taiz.
En tanto, el vicepresidente de Yemen, Abed Rabbo Mansour Hadi , tomó las riendas del país, de acuerdo con la Constitución y tras una orden el jefe del Estado informó a Efe una fuente de alto rango del gobierno. Hadi asumió el poder ayer durante sesenta días, según establece la carta magna, Además, recibió hoy al embajador de Estados Unidos en Sanaa, Gerald Feierstein, con quien trató la necesidad de coordinarse para asegurar los servicios básicos del país como los de petróleo, gas y electricidad, según la agencia oficial de noticias yemení SABA.