Teherán se escindió hoy en dos, con miles de partidarios del Presidente, Mahmoud Ahmadinejad, y del líder de la oposición, Mir Hussein Musavi, en sendas manifestaciones que volvieron a dejar algunas escenas de violencia.
Convocados bajo el lema "concentración de la unidad", los seguidores de Ahmadinejad se concentraron en la céntrica plaza de Valye Asr, donde el Gobierno quiso hoy hacer una demostración de fuerza y apoyo popular
Sin embargo, apenas se pudo constatar la intensidad de la marcha, ya que las autoridades iraníes vetaron la presencia de corresponsales extranjeros en las calles del país.
En una circular enviada por fax, el ministerio de Cultura y Orientación Islámica advirtió a los medios de prensa extranjeros que los permisos concedidos ya no eran válidos y que no podían cubrir los actos que no fueran autorizados.
Amordazada la prensa, la única vía de información fue hoy la televisión estatal iraní y los cientos de ciudadanos que, llevados por el fervor reivindicativo que sacude el país, graban las protestas con sus cámaras y teléfonos móviles y tratan de colgar ese material en internet.
La cadena estatal, controlada por el líder supremo de la Revolución, ayatola Ali Jamenei, aseguró que en la manifestación participaron miles de personas procedentes "de todos los estratos de la sociedad".
Escasos kilómetros más al norte, miles de seguidores del líder de la oposición volvieron a desafiar las advertencias del Ministerio del Interior y se lanzaron por cuarto día consecutivo a las calles para exigir que se anulen los resultados y se repitan los comicios celebrados el pasado viernes, en los que el ultraconservador Ahamadinejad salió reelegido por amplia mayoría.
La manifestación, que había sido ilegalizada, concentró de nuevo a miles de iraníes que, con el brazo alzado y haciendo el signo de la victoria con los dedos, desfilaron en silencio a lo largo de la calle Valye Asr en dirección al norte de la ciudad.
Musavi había pedido hoy a sus seguidores que no acudieran a la marcha convocada en el centro de la ciudad ante el temor de que se repitieran los disturbios que el lunes segaron la vida de siete personas en la simbólica plaza Azadi.
Pero pese a las restricciones impuestas por el régimen, que ha bloqueado numerosas páginas web, interrumpido la mensajería por sms y perturbado la señal telefónica en algunos puntos de la ciudad, internet y el boca a boca han mantenido vivas las protestas de la oposición.
Irán es escenario desde el pasado fin de semana de movilizaciones y violentos enfrentamientos, originados por la victoria de Ahmadinejad.
Los choques se volvieron a reproducir hoy en algunos puntos de la ciudad, según informaciones recogidas por los testigos pero que la prensa no ha podido constatar.
Mientras la ciudad se fragmentaba una jornada más, el Consejo de Guardianes anunciaba hoy su disposición a celebrar un recuento parcial de las urnas a las que se han puesto objeciones, medida que la oposición no considera suficiente.
El citado órgano de poder, que debe validar los resultados, no detalló, sin embargo, cuántas urnas van a ser de nuevo escrutadas, qué porcentaje de voto representan y por cuánto se va a prolongar este proceso.
El recuento fue respaldado por el propio líder supremo de la Revolución iraní, ayatola Ali Jameni, que recomendó que asista también un representante de cada candidato para evitar cualquier tipo de suspicacias.