Miles de simpatizantes de los partidos opositores se concentraron hoy en Islamabad para reclamar la dimisión del primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif.
Según informaron hoy el diario local Dawn y el canal de televisión Geo, los partidarios de los partidos Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI) y Pakistan Awami Tehreek (PAT) llegaron anoche a la capital paquistaní en marchas que partieron, por separado, el jueves de la ciudad de Lahore.
Las marchas dieron paso a concentraciones en demanda de la dimisión del primer ministro y de la convocatoria de elecciones anticipadas, unas protestas que han asegurado que no cesarán hasta que Sharif atienda estas peticiones.
Los líderes del PTI, Imran Khan, y del PAT, el clérigo Tahirul Qadri, pretenden aprovechar el descontento de la población por la crisis energética, el aumento de los ataques insurgentes y la mala situación de la economía para forzar la dimisión del primer ministro.
El primer ministro, de la Liga Musulmana de Pakistán-N (PML-N), que consiguió una mayoría histórica el pasado año, anunció esta semana que pedirá al Tribunal Supremo una comisión que estudie si hubo fraude en los comicios de mayo de 2013.
Islamabad está tomada por unos 20.000 agentes de las fuerzas de seguridad y, a la llegada de las marchas opositoras, no se han producido incidentes.
En paralelo, un juzgado de Lahore, en el este de Pakistán, pidió a la Policía que registre una acusación de asesinato contra 21 personas, entre ellas el primer ministro.
El tribunal investiga la muerte de siete personas durante los incidentes entre seguidores del clérigo Tahirul Qadri, del partido opositor Pakistan Awami Tehreek (PAT), y la Policía en junio en Lahore, según recoge el diario Dawn.
Otros de los políticos para los que se reclama la acusación son el jefe de Gobierno de la provincia de Punyab, Shahbaz Sharif, hermano del primer ministro, y el ministro de Ferrocarriles, Khawaja Saad Rafique, en relación con los incidentes del 17 de junio en el que murieron los simpatizantes del PAT.
Los disturbios se desencadenaron por la decisión de las autoridades de desmontar las barricadas que los seguidores de Qadri montaron en la calle donde vive el clérigo, que saltó a la fama al encabezar hace un año una multitudinaria marcha anticorrupción.
Una persona murió por disparos y las restantes por complicaciones respiratorias derivadas del gas lacrimógeno que las fuerzas de seguridad lanzaron para contener las protestas.