Miles de personas recordaron hoy a las víctimas del tsunami ocurrido hace diez años en el océano Índico con sentidos oficios religiosos y minutos de silencio.
Las gigantescas olas causaron la muerte de unas 230.000 personas en 14 países.
Además del recuerdo de las víctimas, en el centro de los actos estuvo el agradecimiento a la ayuda recibida desde todo el mundo. "Nunca he visto una solidaridad y generosidad tan extraordinarias", afirmó el vicepresidente indonesio,
Yusuf Kalla
, durante una ceremonia en Banda Aceh.
En el sur de Tailandia familiares de las víctimas y supervivientes se reunieron para ceremonias interreligiosas y en varios idiomas, ya que muchos de los muertos eran turistas extranjeros. "Las imágenes de entonces no pierden su horror", señaló el embajador alemán en Tailandia, Rolf Schulze, quien leyó un mensaje del presidente germano Joachim Gauck en la playa de Khao Lak. Entre los muertos hubo 539 alemanes que pasaban las vacaciones en Tailandia y Sri Lanka.
Ben Atréu Flegel, entonces de 15 años, vivió la tragedia en primera línea, muy cerca del lugar donde se realiza la ceremonia. "Mi sangre fluyó sobre esta tierra", recuerda, así como la muerte de sus abuelos, a quienes perdió ese día.
En Indonesia cientos de personas se reunieron ya durante la noche y en la madrugada en mezquitas y fosas comunes en la provincia indonesia de Aceh, el área más afectada por el tsunami, donde se calcula que murieron unas 170.000 personas.
"Perdí a dos niños en el tsunami pero no sé dónde están enterrados", dijo Maimunah, de 51 años, ante una fosa común en Ulhee Lhueue, en la capital de la provincia, Banda Aceh. "Estoy rezando por todas las víctimas".
Tras el tsunami gran parte de Banda Aceh quedó reducida a escombros. El fuerte terremoto que generó las olas gigantes el 26 de diciembre de 2004 se produjo frente a la isla indonesia de Sumatra, en cuyo extremo se sitúa Aceh. Las olas llegaron allí hasta los 20 metros de altura y los efectos del oleaje llegaron incluso hasta el otro extremo del océano, hasta las costas de Madagascar y Tanzania.
En Sri Lanka, donde murieron 35.000 personas,
un tren especial con supervivientes viajó hasta el lugar exacto en Peraliya donde una inmensa ola alcazó aquel día al convoy
. Para el viaje se usaron la misma locomotora y los vagones, que fueron restaurados, explicó el organizador del trayecto, Ralph Gunawardena.
La ola arrancó entonces los vagones de las vías pese a su enorme peso y los arrastró hasta el interior. Unas 1.600 personas murieron en ese convoy. Los supervivientes, entre ellos el revisor, recordaron a los muertos con una ceremonia religiosa. Algunos llevaron sus antiguos billetes y fotografías de las víctimas.
En India la gente se reunió para celebrar oraciones interreligiosas entre otros en las islas Andamán y Nicobar, gravemente afectadas. Delante del monumento que recuerda la tragedia en la isla de mayor tamaño, Port Blair, se hicieron dos minutos de silencio, informó el portavoz de distrito Arun Kumar Jha.
En el sur del país, los habitantes lanzaron al mar dulces y velas. En las escuelas estatales se recordó a los niños muertos, señaló Vanaja Soundrabai, de la organización de ayuda local Sneha.
Para agradecer las donaciones procedentes de todo el mundo, jóvenes indonesios bailaron danzas tradicionales en Banda Aceh. Otros tocaron los tambores en un escenario situado junto a la plaza de Blang Padang, en el centro de la ciudad, al lado de una escultura con forma de ola que recuerda el tsunami.
El vicepresidente Kalla dijo conmovido: "Hasta los niños de todo el mundo, de Alemania a Estados Unidos, rompieron sus alcancías y enviaron el dinero a las víctimas del tsunami".
El jueves por la noche, miles de personas rezaron en la gran mezquita de Baiturrahman en Banca Aceh, uno de los pocos edificios que quedó en pie en la ciudad. Las plegarias fueron dirigidas por Ali Jaber, el imán de la mezquita Al Nabawi en Medina, Arabia Saudí.