Una de las grandes tareas que se propuso Jorge Sampaoli en la víspera de los dos amistosos que iba a llevar a cabo en Europa era la de medir cuánto calzaban los habituales suplentes o quienes intentan ganarse un lugar en la lista de la Copa América. Sin embargo, el experimento le estalló en la cara y salvo contadas excepciones, no sacó nada en limpio en ese ítem.

En esa dirección, hubo jugadores que decepcionaron. Futbolistas que muchos creían aptos incluso para pelear una titularidad, dejaron en claro que aún están muy lejos de los que habitualmente juegan desde el arranque en la Selección. Hombres como Enzo Roco, Rodrigo Millar y Fabían Orellana, quedaron en deuda, sobre todos los dos primeros.

Sampaoli, poco amigo de los zagueros espigados, le dio una chance al defensor del Elche para reflejar en la Roja su presente en Elche. No obstante, los nervios traicionaron al hombre formado en la UC, que dejó una pobre imagen.

Lo del Chino Millar es quizás más preocupante de cara al futuro. El técnico lo respaldó por sobre nombres como Pablo Hernández y Jaime Valdés, sin embargo, defraudó. Perdió la marca en el primer gol iraní y no fue el motor que pedía el mediocampo chileno. No le dio nunca fluidez al juego desde sus pies y pareció siempre un cambio más lento que el resto del equipo.

La situación de Orellana quizás no es tan compleja como la de Millar, tomando en cuenta las pocas alternativas en ataque que tiene la Roja, pero sí no deja de llamar la atención su poca productividad en el equipo en cada presentación. Las veces que Sampaoli lo hizo jugar de titular, siempre lo sacó rápido. Ante Irán, no ganó jamás un duelo individual contra su marcador y para colmo falló una ocasión clara de gol. Su reemplazo en el entretiempo marca la decepción del entrenador con su presentación.