A las cuatro y media termina la última clase del día. Pero para algunos, ahora es el tiempo de ir a su hogares a cambiarse de ropa. En dos horas más deben entrar al preuniversitario. Y en la noche, cuando llegan a sus casas, comen algo rápido y de ahí al dormitorio, donde sacan los libros para repasar los contenidos.

Lo anterior es común para muchos estudiantes de enseñanza media que fuera de sus colegios continúan con sus estudios. Motivos no les faltan: deben mantener un buen promedio para tener un puntaje alto de Notas de Enseñanza Media (NEM), además del tema del ranking de notas -que se origina de la posición del alumno con respecto al rendimiento de todo su colegio-, y finalmente prepararse para la Prueba de Selección Universitaria (PSU) que deben rendir si quieren entrar a la enseñanza superior. Sin embargo, este esfuerzo mayor puede provocar malestar en los jóvenes que se someten a tantas presiones sin saber organizarse ni cuáles son sus límites.

Dévora Rojas (17), cursa cuarto medio y tiene la intención de dar la PSU en diciembre. Fue durante su primer y segundo año en la educación media que decidió por estudiar con un tutor. "Lo que hizo que me diera cuenta, fue el hecho de enfrentarme a la temible PSU. Además de la presión de los profesores y  mi familia, que me incitaban a subir el NEM", cuenta Rojas, acerca de las causas. Pronto, sus pasatiempos favoritos como cantar y bailar, quedaron relegados. El ranking de notas también le complicaba el panorama: "La joven que tiene un promedio de notas excelente, cuando se cambia de un colegio emblemático a uno particular o subvencionado, perjudica al que se ha esforzado durante años para conseguir un buen promedio ".

Así fue como de a poco tuvo menos tiempo para las cosas que le gustaban, no sólo por aumentar las horas de estudio, sino que por la ansiedad que sentía al no poder alcanzar todas sus metas. "Tuve estrés durante una época por  el ranking y la PSU. Te juega en contra la presión, y la auto exigencia para conseguir un logro para ti misma", comenta. El estrés le afectó de forma anímica; insomnio e irritabilidad. Finalmente, cuando creyó sentirse demasiado deprimida, optó por un tiempo de descanso, y hoy sólo va a clases.

El estudiar más allá de las horas curriculares de enseñanza, no supone un error para los especialistas. El problema está en la desorganización y poco cuidado personal, como lo fue en el caso de Rojas. Estudiar por estudiar, ignorar el relajo, y querer aprenderlo todo rápidamente, son dificultades por las que atraviesan los jóvenes.

"El problema surge cuando viven con angustia o apatía el proceso de estudiar. Suele ocurrir esto cuando están más enfocados en los resultados de su estudio, por sobre el involucrarse y disfrutar del proceso mismo", determina la psicóloga, Patricia Morales, subdirectora del Programa de Estudio y Desarrollo de Talentos de la Universidad Católica. La profesional añade que "si esto se acompaña de bajas expectativas, intolerancia a la frustración,  baja autoestima, entre otras variables, es posible que el estudiante caiga en un círculo vicioso que le interfiere en su proceso de estudio".

Es por esto que Leonor Corada, psicóloga de la Unversidad de Chile y Coordinadra Educativa de Tutor Doctor, recomienda que los jóvenes piensen en su salud: "Deben trabajar mucho lo que se llama el autocuidado, tener hábitos saludables, pensamiento positivo y ojalá que actividad física, además de buscar formas de relajo que los acomoden y no perder el contacto con los amigos. Todo esto les aliviana el peso de los estudios". Patricia Morales, concuerda: "Otro aspecto indispensable, es que el estudiante cuente y tenga espacios de ocio, ello en función de sus intereses y necesidades. Tan importante como fortalecer el proceso de aprendizaje escolar, debería ser que el estudiante encuentre espacios extraescolares o de enriquecimiento".

Francisca Farr (16), está en tercero medio. Le gusta escuchar música y leer, salir con sus amigas y hacer maratones de series y películas. En el plano escolar, el año pasado junto a su grupo de debates, obtuvo el primer lugar en el English Debates Tournament a nivel regional. El modelo de estudio de la joven es hacerlo por su cuenta, pero sin caer en la obsesión: "Trato de leer y repasar lo más posible, y para  una prueba escribo resúmenes, y si algo no me queda claro le pregunto al profe o lo busco por internet", indica y agrega que "más que tener una rutina, para mí es un tema de organización, constancia y responsabilidad".

La observación que hace la escolar es vital para los expertos. Ruth Arce, académica de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales, dice que "todo depende del foco que los estudiantes tienen de lo que necesitan. Deben saber decidir y priorizar qué es lo que buscan. Deben tomar sólo lo que consideran que está débil, no tratar de abarcarlo todo". La experta es clara "lo peor que pueden hacer es tratar de hacer muchas cosas al mismo tiempo. No sólo por el daño anímico, sino que porque colocan expectativas que no tienen que ver muchas veces con la realidad".

Los consejos y recomendaciones de los especialistas se enfocan en que los escolares que quieran estudiar por su propia cuenta, se organicen y no se hagan expectativas que los puedan obsesionar "deben saber que tienen alternativas, y que si no les resultan no será el fin de mundo", dice Ruth Arce. Un consejo que ha seguido Farr: "Existen muchas formas para salir adelante en la vida. Sí, los estudios son importantes y para algunos es la única forma de surgir, pero al final, hay que hacer lo que a uno lo hace feliz".