Como una "contradicción" califican investigadores, académicos y representantes de organizaciones sociales las propuestas para regular la inmigración que lanzó un grupo de parlamentarios de la oposición.

Las iniciativas incluyen, entre otras cosas, mayores restricciones para que los extranjeros puedan ingresar al país y puedan regularizar su situación migratoria.

Según la investigadora del Centro de Políticas Públicas de la U. Católica, Verónica Correa, "toda ley que apunte a ser más restrictiva que la normativa hoy vigente es una contradicción con la realidad actual. Somos un país que vive mejores condiciones económicas que sus vecinos, y eso siempre atraerá cada vez a más personas que vienen con el objetivo de conseguir un trabajo. Y mientras más contradictoria sea esta ley con la realidad actual, mayor irregularidad e ilegalidad de migrantes causará".

En la misma línea, la directora de la Clínica Jurídica de Inmigrantes de la U. Alberto Hurtado, Macarena Rodríguez, afirma que "no es real ni efectivo pensar que la migración se puede controlar a través de leyes como si se colocara una llave de paso, que es posible abrir cuando se desee más mano de obra y cerrar cuando no se quiera".

La académica agregó que es necesaria una ley que favorezca la regularización. "De lo contrario, se reproducen las situaciones de precarización del trabajo, los abusos e incluso el tráfico de personas", aseguró.

Asimismo, el director del Servicio Jesuita a Migrantes, Miguel Yaksic, dijo que "es fundamental que el país defina una política migratoria con enfoque en los derechos humanos, y que conduzca y facilite la regularización migratoria, porque alguien que está regularizado, que trabaja, que paga sus cotizaciones y que contribuye al fisco con sus impuestos, sabemos quién es y dónde está".

Además, opinó que las "políticas restrictivas que están proponiendo los diputados sólo favorecen la irregularidad estructural que hace que estas personas sean invisibles. Así, el control que ellos quieren se hace más difícil de aplicar".

Por su parte, el jesuita Felipe Berríos, que hace dos años trabaja con inmigrantes en el campamento La Chimba de Antofagasta, dijo que "mientras más impedimentos pongamos para que los inmigrantes regularicen su situación, más control se les da a las mafias (...); hay que dejar de mirar al migrante con sospecha y con una actitud agresiva. Hay que acostumbrarse a que la gente va a seguir viniendo al país y que ellos nos darán riqueza económica y cultural".