Una nueva versión de Cape Epic se vivió en Sudáfrica la semana pasada. Una de las competencias más extremas en el mundo del mountainbike contó con presencia de chilenos, los que aunque no volvieron con las medallas de los primeros lugares, se hicieron parte de la tierra zulú.
María Paz Lizama junto a su marido, Eugenio Parra, fueron los mejores representantes nacionales, completaron la carrera de ocho días en 42 horas y nueve minutos, ubicándose en el lugar 291º entre 650 inscritos.
Pero eso no fue lo importante. Lo trascendente para el matrimonio es lo que pasó después, ingresando al selecto grupo de los Amabubesi, que quiere decir Orgullo de Leones en idioma zulú, reservado para quienes hayan finalizado la competencia extrema tres veces.
Lizama es la primera Amabubesi proveniente de América.
"Son tantas la dificultades, que uno nunca puede estar segura de lograr la meta hasta el octavo día", declara Lizama.
Paci y Eugenio no fueron los únicos chilenos en tierras africanas. Antonio Turner con Gonzalo Maureira fueron 306º, con 43.03'; y Alicia Olivares con Aníbal Debandi, 447º, con 49.53'.
María Paz es periodista y Eugenio, piloto comercial, pero son ciclistas por vocación. Paci cuenta que fue hace ya cinco años que se subió a la bicicleta para acompañar a su marido y no dejó de pedalear más.
Cuatro años van desde que se convencieron de participar en competencias, y hace solo dos aceptaron el desafío por una de las carreras más duras del mountainbike.
"En 2015 fue la primera vez que vinimos. Sabíamos que era una carrera dura y ningún chileno había participado. Postulamos y nos ganamos el cupo para viajar", cuenta la pedalera.
Cape Epic se lleva a cabo en ocho días, en los que se recorren más de 600 kilómetros, agregando la dificultad de la escalada, que alcanza hasta los 2.750 metros. Por la dureza de la competencia no se puede correr en solitario y se deben hacer duplas. "No tenemos entrenador ni mecánico, así que Eugenio es el que se ha encargado de esos temas", dice María Paz.
De manera autodidacta, Parra ha aprendido todo lo necesario para poder competir de la mejor manera, y es él quien se encarga de diseñar un plan de entrenamiento que va desde las 10 horas semanales hasta las 15, cuando se acerca la competencia.
La carrera épica
"Nuestro día más largo fue de 7.16'. Tuvimos que soportar los cerca de 40° de calor, la deshidratación y las subidas. Sabíamos que cada día se iba haciendo más difícil. Esta carrera siempre te sorprende y te hace ir más allá de tu zona de confort", dice Lizama.
"He aprendido a ir más allá de los límites que pensaba que tenía. Esta carrera me ha demostrado que la mente puede llevar al cuerpo a un nivel inimaginable", declara su marido.