Director, docente y, sin duda, un músico visionario. Si rastreamos la historia de las orquestas infantiles y juveniles en Chile, hay un nombre clave: Jorge Peña Hen (1928-1973). En 1964 creó la primera Orquesta Sinfónica Infantil -antecesora directa de la actual Sinfónica Nacional Juvenil (OSNJ), fundada en 1992 por Fernando Rosas- e ideó un plan docente reconocido por la Unicef como método eficaz para la erradicación de la pobreza.
Sus ideas inspiraron el nacimiento, en 2001, de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile (FOJI), entidad presidida por la primera dama. Uno de sus primeros hitos es la creación de la Orquesta Estudiantil Metropolitana (OSEM), donde participan jóvenes de entre 14 y 18 años. Esta idea fue replicada en todo Chile a partir del año 2010 con el surgimiento de las Orquestas Regionales existentes a lo largo del país.
También en 2010 se crea en Santiago la Orquesta Sinfónica Infantil Metropolitana (para menores de 14 años) y, con ella, suman 17 los grupos que dependen directamente de la FOJI.
Deudas pendientes
Las cifras son elocuentes. En 2001 existían 72 orquestas infantiles y juveniles en el país. En 2010 la cifra aumentó a 385 y, en la actualidad, se registran 450 distribuidas de Arica a Punta Arenas en 190 comunas. El presupuesto también ha crecido. En 2005 era de 640 millones anuales y, en 2013, de 1840 millones. A estos recursos públicos se suman los aportes privados, cifra que el año pasado alcanzó los 430 millones de pesos. Gracias a este incremento, la FOJI ha organizado -entre otras actividades- la primera gira internacional de la OSNJ por Europa.
Aunque el fin último de la FOJI no es la formación de músicos de excelencia, muchos de sus ex participantes triunfan en Chile y el extranjero. Inés Vega (23) es una de ellas. Desde pequeña integró la orquesta de la Universidad de Talca y, posteriormente, la OSNJ como violinista. Hoy esta está en segundo año de la carrera de Bachelor of Music en Lübeck, Alemania. Al igual que Inés, Gabriel Díaz (23) se inició como músico en una orquesta de la comuna de Lo Espejo. Después formó parte de la OSEM y al cumplir 18 años se integró a la Nacional Juvenil. Hoy es trompetista de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de San Juan, Argentina. "A futuro me gustaría salvar a otro niño que viva en una comuna en riesgo social, tal como lo hicieron conmigo", afirma. Jocelynne Huiliñir (32), de Temuco, también le debe su carrera a la OSNJ. Hoy es violista en la Sinfónica del Teatro Municipal de Río de Janeiro.
Felipe Hidalgo (42) participó de esa primera orquesta en 1992; fue director de agrupaciones en Lo Barnechea; se formó en Estados Unidos, Venezuela y Rusia, y hoy está a cargo de la Orquesta Sinfónica Infantil y la Orquesta Estudiantil Metropolitana. "El legado más importante de estos 13 años es que se instaló la existencia de las orquestas juveniles", señala. A su juicio, sin embargo, existe una deuda con las regiones.
José Luis Domínguez, director de la Nacional Juvenil, coincide con el diagnóstico. En la actualidad, la agrupación acoge a 75 jóvenes -entre 18 y 24 años- que, aunque provienen de diversas zonas del país, viven en Santiago para cumplir con el exigente régimen de ensayos. Ante ello, Domínguez anunció en enero su deseo de abrir la orquesta y permitir que, al menos en giras internacionales y conciertos importantes, puedan participar representantes de regiones. "He asumido el compromiso de que para la próxima gira internacional que tenga la OSNJ, los jóvenes de regiones que tengan el nivel, el compromiso y la disciplina no se queden fuera. Esto mejorará el sistema completo, pues todos concursarán por un cupo, incluso los de Santiago", recalca. "Mi sueño es que mi legado se traduzca en descentralizar la orquesta y llevarla a los niveles más altos de la historia".