El artículo 130 de la Constitución de Nicaragua es claro. No se pueden designar funcionarios en los aparatos del Estado a "personas que tengan parentesco cercano con la autoridad que hace el nombramiento". Sin embargo, el Presidente Daniel Ortega, quien volvió al poder en 2007, no sólo ha incumplido esta norma, sino que se ha valido de esto para acrecentar su poder y el control en el país.
Así, Ortega tiene a su esposa, Rosario Murillo, como vocera del gobierno, en el estratégico Consejo de Comunicación y Ciudadanía, y además la nombró como "canciller en funciones" para la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada en Costa Rica en enero. También varios de los siete hijos de la pareja -como Camila y Luciana- ocupan puestos de relevancia en el gobierno, principalmente como asesores.
Murillo, que últimamente casi toma la palabra más seguido que su esposo, es una ex poetisa y ex guerrillera preocupada de factores místicos y de las "buenas vibraciones". Desde su posición en el Consejo de Comunicación y Ciudadanía no sólo maneja la publicidad estatal, la información pública y los medios de comunicación oficiales, sino que su vínculo con el jefe Estado le ha permitido controlar la administración estatal (al punto de nombrar y destituir ministros), las campañas electorales del oficialista Frente Sandinista, la organización de los actos públicos de Ortega, el recibimiento de dignatarios extranjeros y el manejo de las emergencias nacionales.
Pero en el último tiempo ha comenzado a despuntar uno de los hijos de la pareja, Laureano Facundo Ortega Murillo, de 32 años. El asesor presidencial para inversiones es quien estuvo a cargo de contactar al empresario chino Wang Jing, el mismo que sin licitación abierta ni consulta popular y luego de un trámite en el Parlamento, donde el oficialismo tiene amplia mayoría, logró la concesión -por 50 años y renovable- para que construya el ambicioso proyecto de un canal interoceánico a través del Lago Nicaragua, con una inversión de US$ 50.000 millones.
Laureano Ortega también ha encabezado las delegaciones presidenciales a China y Rusia. De hecho, la Nicaragua de Ortega está en un abierto coqueteo con Beijing, a pesar de que el país mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán.
Wang Jing, un empresario de Hong Kong y que según algunas versiones contaría con el apoyo (político y financiero) y venia del gobierno chino, es un viejo conocido de Ortega Murillo ya que gracias a esos contactos "su empresa logró en 2012 una licencia de telefonía celular en Nicaragua", sostuvo el director del Observatorio de la Política China, Xulio Ríos.
El poder de los Ortega-Murillo se ha visto fortalecido por la adquisición de los principales medios de comunicación, entre los que se cuentan canales de TV, radios, diarios y sitios web. El diario La Prensa, uno de los pocos medios independientes y críticos del gobierno, sostuvo en febrero que la familia presidencial habría comprado el canal 2 de televisión, el más importante y tradicional del país.