Aunque no tiene un cargo directivo, el presidente de la Cámara de Diputados, Osvaldo Andrade, siempre busca la forma de influir, intermediar, solucionar los problemas de su partido, su coalición o el gobierno. No siempre le resulta. Tras el congelamiento de la DC con el gobierno después de las municipales, propuso- junto a su par del Senado, Ricardo Lagos Weber- un "nuevo trato" al gobierno y una agenda de priorización buscando el deshielo de las relaciones. Y ayer, después de la revuelta levantada por los senadores del PS, a partir de la renuncia de Carlos Montes a sus cargos de representación en el Senado (jefatura de bancada y comisiones), argumentando una desafección con el Ejecutivo, se reunió a primera hora con la ministra vocera de gobierno, Paula Narváez, la única socialista del comité político. Otra vez buscando colaborar con una solución, aunque sea casi una aventura personal.

Los senadores del PS se declararon en estado de reflexión. ¿Comparte ese estado?

Al contrario. Yo podría ironizar al respecto y podría decir que dejemos que reflexionen y esperemos, pero no hay tiempo para eso, quedan 15 meses de gobierno y nosotros tenemos que resolver cómo esperamos que termine este gobierno. Tenemos que hacer el mayor esfuerzo para que este gobierno termine lo mejor posible. Además, estoy convencido de que podemos ganar la próxima presidencial.

¿Tan así?

Es que creo que esta es la oportunidad para fijar la fisonomía de los próximos 15 meses. Esta es una tensión grave, pero puede ser una buena oportunidad si lo resolvemos bien.

¿Comparte el diagnóstico del senador Montes?

No hay que mirar esto unilateralmente, hay que mirarlo desde las dos caras. Nosotros podemos hacer tal vez 10 o 15 reclamos a la Presidenta, pero estoy seguro que la Presidenta nos puede hacer 100. ¿Estamos dispuestos a esa conversación? Entonces, no es que esté de acuerdo o no, me parece que, desde la tensión, se ha generado una oportunidad y yo quiero conminar a los actores a que la aprovechemos. En la mañana estuve con la ministra vocera, Paula Narváez, posteriormente, al entrar al ex Congreso, me encontré con la compañera Ana Lya Uriarte, y a las dos les dije lo mismo: esta es la oportunidad.

Lo pongo en otro escenario. No tendrá que ver esto con el vacío de poder que se reclama en el PS debido, entre otras cosas, a la ausencia de la presidenta del PS, Isabel Allende, por razones de salud...

Prefiero ser cuidadoso porque es fácil incorporarse a una dinámica de esa naturaleza y siempre echarle la culpa a otros. Yo tengo una opinión crítica respecto de la conducción del Partido Socialista en muchos aspectos, lo he verbalizado muchas veces. Sin embargo, yo creo que en este caso en particular hay una responsabilidad instalada en las bancadas.

Ya se fijó la fecha de las elecciones internas. ¿Competirá por la presidencia del PS, como usted mismo ha esbozado?

Estamos haciendo un esfuerzo de configurar una corriente de opinión interna distinta, que admite identidades, que no tiene una línea unívoca desde el punto de vista de la opinión. Coexisten Maya Fernández, Manuel Monsalve, Denisse Pascal, Clemira Pacheco, Roberto Poblete, yo, el senador Alfonso De Urresti, en el ámbito parlamentario. El propio compañero Rabindranath Quinteros ha manifestado simpatía con esto. Convergen en su interior distintas identidades y que tienen un propósito común: cómo mejoramos y cómo fortalecemos y ayudamos a la conducción del PS, entre otras cosas. Uno tiene que estar en la disposición de ser un actor protagónico o ser un actor de colaboración. En el PS se ha ido generando una cierta idea, de la que me hago parte, de configurar una dirección que los admita a todos y que garantice una gobernabilidad para un período complejo, con definiciones presidenciales.

Ya ha habido de esas conversaciones en torno a la figura del ex ministro Álvaro Elizalde, ¿usted lo apoyaría?

Las conversaciones personales las dejo en el ámbito de lo personal, pero la fisonomía que tiene esta convergencia es de colaboración a un esfuerzo unitario sin prescindir de nadie. Entonces, hay que configurar un gran acuerdo que involucre la conducción del partido, las elecciones parlamentarias, las elecciones de Cores y la elección presidencial. Creo que ese debiese ser el cuadro de un gran acuerdo al interior del PS. Si para esos efectos uno puede colaborar con un rol en particular, la mejor disposición. Usted comprenderá que en mi caso personal soy parlamentario, presidente de la Cámara y fui presidente del PS casi cinco años. No tengo ansiedades al respecto, lo que tengo es un genuino interés y preocupación porque resolvamos bien esto.

¿No le quita el sueño volver a presidir el PS entonces?

No, yo duermo muy tranquilo. no tengo problemas de esa naturaleza.

¿Y cree que Elizalde se perfilaría bien en ese cargo?

Álvaro Elizalde fue mi secretario general, con el cual tuve una estupenda relación. Yo quiero contarle que fue el momento en que al PS le fue muy bien. Álvaro es una buena carta. No digo que sea la única carta, pero creo que es una buena carta y si él logra configurar un acuerdo para conducir al PS, estoy en la mejor disposición de colaborar, créame. Lo digo de otra manera: así como cuando me preguntan cuál es mi candidato presidencial y yo digo y reitero y soy majadero: el que derrote a la derecha y mantenga el impulso transformador de Bachelet, si usted me pregunta cuál es mi candidato para presidir el PS, el que garantice gobernabilidad.

En ese acuerdo entraría Camilo Escalona, con quien usted no se habla hace tiempo...

No tendría ni un problema.

Un acuerdo ¿ayudaría a descomprimir el tema presidencial? Si el PPD proclama a Lagos, se aleja del PS...

Un gran acuerdo interno facilitaría resolver el tema presidencial. Además, tengo una convicción: a la primaria del 2 de julio no pueden llegar dos candidatos del PS-PPD. Ese sería un gran error político.