A la misma hora que el nerviosismo de un cúmulo de periodistas apostados en uno de los salones del Hotel San Francisco aumentaba la tensión sobre el inminente anuncio del gabinete ministerial del segundo gobierno de Michelle Bachelet, a poco más de una cuadra, el diputado Osvaldo Andrade se instalaba frente a un televisor en su oficina ubicada en el tercer piso de la casona de calle París que alberga la sede del Partido Socialista. El presidente de la colectividad no estaba solo. Lo acompañaba el secretario general del partido, Francisco Díaz. Los siguientes minutos transcurrieron en silencio, hasta que apareció la presidenta electa para anunciar a su nuevo equipo de gobierno. Andrade conocía de antemano varios nombres. Algunos. Los de su partido. Se los había dicho la propia mandataria, quien mantuvo el suspenso hasta el final.

¿Le sorprendió la composición global del gabinete de Michelle Bachelet?

No. Primero, porque la presidenta tuvo el gesto de avisarme con anticipación la representación que el PS iba a tener en el gabinete y desde ese punto de vista los nombres que desde el PS en su momento le entregamos fueron considerados.

Hay quienes calificaron de arriesgada la apuesta de poner a Rodrigo Peñailillo en el Ministerio del Interior…

Cada vez que se hace una designación se asume un riesgo. El objetivo es que la designación sea idónea con lo que se espera. Sin lugar a dudas que poner una cara joven en el Ministerio del Interior no deja de ser una novedad. Sin embargo, creo que Rodrigo cumple con las condiciones y requisitos que la presidenta le impone a ese cargo. Ella tuvo una experiencia en su primer mandato respecto de Interior y en consecuencia, yo creo que al margen de la estimación de riesgos, ella ha dado una señal inequívoca al país de que hay una renovación de rostros. Como en el caso de Álvaro Elizalde, que es un rostro joven. Los ministros son funcionarios de confianza y duran mientras esa confianza esté.

¿Hubiera preferido un equipo político de mayor tonelaje?

El que se constituyó está bien. Yo conozco a Álvaro Elizalde, es un hombre con experiencia política. Tiene la densidad política. Fue mi secretario general del partido, fue presidente de la Fech, de la Internacional Socialista, es un hombre talentoso. Qué decir de Alberto Arenas. Mejor imposible.

¿Resintieron los partidos el golpe de autoridad que dio Bachelet?

Los partidos conversamos con ella, fuimos objeto de consulta, probablemente la demora en la conformación del equipo fue precisamente por ese tipo de consultas. Todos los partidos fuimos explícitos, rotundos en decir que era una facultad exclusiva y excluyente de la presidenta electa. Este reconocimiento no es de buena voluntad, sino dado por su exclusivo respaldo ciudadano.

¿No cree que esta apuesta de llevar al gabinete a su círculo de confianza puede resultar una afrenta para los partidos, pues no están siendo considerados? De hecho, la mesa DC resintió la designación de Ximena Rincón, pues no estaba en sus planes…

Hemos tenido de todo. En el gobierno de Eduardo Frei, el presidente puso en su gabinete a los presidentes de los tres partidos más relevantes y ese gabinete duró poco. Hemos vivido la experiencia contraria también. En la disyuntiva prefiero un gabinete de confianza de quien ejerce el mando, porque finalmente ella es la responsable de la gestión. Bachelet ha tenido la sapiencia y el talento para poder combinar talento con experiencia, juventud y diversidad. Los siete partidos de la Nueva Mayoría están en el gabinete. No existe tal desconsideración con los partidos.

Volviendo al tema de Peñailillo… ¿No cree que para conseguir reformas estructurales se necesita construir diálogos y acuerdos con la futura oposición, lo que requiere de alguien que cuente con las redes necesarias?

La derecha tiene razón cuando dice que Rodrigo es una persona nueva en este aspecto. Pero eso también es un capital. No lo veo como un problema. Tendrá que tener la capacidad de construir esa relación adecuadamente. Ahora, creo que es una demanda de la totalidad del gabinete, no sólo en Rodrigo Peñailillo. No veo a ningún ministro que tenga la capacidad de conversar con los suyos y dialogar también con la oposición. Todos van a llegar al Parlamento con algún proyecto. Y el diálogo político es responsabilidad del gabinete político. Pero hay otro problema: la derecha tiene que resolver un problema previo. ¿Con quién se va a conversar? No hay nadie.

En su partido había hombres como Camilo Escalona o Ricardo Solari de reconocida capacidad para construir acuerdos y diálogo con el actual oficialismo… ¿No los hubiera querido en el gabinete?

El PS siempre tendrá destacados cuadros, hombres y mujeres a disposición de la presidenta, no sólo para tareas ministeriales. Hay muchas áreas donde uno puede colaborar con el gobierno.

¿Por lo mismo, no cree que el PS podría haber tenido mejor presencia en el gabinete?

¿Puede el PS aspirar a tener mejor representación cuando el presidente que va a asumir es socialista? No es un tema de números. Al PS en cuatro años más se le va a evaluar si el gobierno de Michelle Bachelet fue exitoso o no. Y si alguien del gabinete fracasa, es un fracaso del gobierno, y este es mi gobierno y voy a respaldar a todos los ministros, sin distinción.