Otra vez un partido de Copa Libertadores acaba con violencia. Se está acostumbrando a dar en los juegos por el torneo continental que el juego mismo se cruza con episodios de altercados, en donde los jugadores y hasta los entrenadores se ven involucrados. El encuentro entre Atlético Nacional y Rosario Central fue así. La clasificación de los colombianos a semifinales se vio empañada con aquello.
Todo comenzó con el gol de Orlando Berrío, precisamente el tanto que le dio la clasificación al elenco verdolaga. Pero en vez de celebrar con sus compañeros, el jugador le gritó el gol en la cara al arquero Sebastián Sosa.
El meta uruguayo no reaccionó, pero sí lo hizo su compañero Damián Musto, quien intentó agredir a un rival. Berrío asumió su error más tarde. "Pero cuando te dicen algo de tu color...", se justificó. "No estoy feliz con lo que pasó, debo asumir mi responsabilidad", agregó. El jugador fue expulsado.
Lo sucedido molestó al plantel "canalla". El mismo entrenador, Eduardo Coudet, lo quiso ir a buscar en el final del juego. Al final, Central acabó con tres expulsados.