"Aquí estoy, en medio de esta maratón". El último jueves, Pablo Alborán (28) destinó una jornada completa de su paso por Santiago a saludar a fanáticos, dar entrevistas a los medios más diversos, responder en qué está su vida profesional y adelantar la presentación que tendrá esta noche en el cierre de la Teletón en el Estadio Nacional.
Básicamente la rutina que para los artistas semeja una carrera extenuante y sin tregua, y que precisamente lo llevó a levantar bandera blanca a fines de 2015, cuando anunció un receso en su trayectoria, paréntesis que pareció incomprensible en un artista llamado a renovar la balada y que acumulaba varias temporadas como el cantante más vendedor de España.
"Este parón fue porque me sucedieron demasiadas cosas durante mucho tiempo, sin un domingo libre y sin descanso, sobre todo mental. Y también porque este álbum yo lo quería componer de otra manera, desde la calma", desglosa el español, en una nueva era que inaugura su último título, Prometo, estrenado a mediados de noviembre, por lo que el público que hoy acuda a la clausura de la campaña solidaria será uno de los primeros en examinar su cambio de piel.
Retomar todo este ritmo, ¿no es volver a lo mismo que lo saturó?
Es que yo estaba de gira, pero las giras estaban mezcladas con las promociones, las promociones con las salidas de discos, y todo eso a la vez. Mi intención de parar fue porque una vez me bajé del escenario y sentí que algo había cambiado, en los conciertos sentía que no estaba al 100%. Y eso no puede ser. El público siempre merece lo mejor y entre todos decidimos terminar el tour y componer un álbum no desde un hotel o en el tiempo que queda entre las entrevistas, como pasó con los anteriores. Hoy me tomo las cosas de otra forma.
En una entrevista dijo que si le decía que no a un fan que deseaba tomarse una foto con usted, quedaba muy preocupado. ¿Esas cosas son las que toma de otra forma?
Por ejemplo. Hay cosas que yo no puedo controlar y, por ello, no puedo martirizarme. Siempre dije que yo era mi peor enemigo por el hecho de fustigarme por casi todo. Uno es como es y hay que aceptarlo, lo que no está bajo mis decisiones ya intento que no me afecte. Y quiero disfrutar de esto, porque si uno no lo hace, el público no se emociona, y nada de lo que uno haga finalmente sirve.
Esa renovada mirada del intérprete se volvió carne en sus letras (en la canción Vivir declara "sólo hay que vivir/ sin esperar que me den nada a cambio"), pero sobre todo en su música, que ahora empujó sus límites hacia el reggae, la bossa nova y cierto pálpito bailable que lo acerca a los sonidos en boga en el circuito latino.
"Quería que todo saliera de manera natural. No pensaba "tengo que hacer reggaetón, reggae o baladas", yo no pienso en eso cuando hago canciones. Los cambios no son algo que me obsesione, ya que la música sale como sale y ya. Aquí hay vallenato o cosas muy brasileñas, pero sobre todo un juego entre lo clásico y lo moderno, donde trato de conservar mi identidad", describe Alborán.
Finalmente, como ciudadano español, ¿tiene alguna opinión del proceso independentista de Cataluña?
Mi opinión es que me entristece muchísimo la situación y ojalá que, quien se tenga que ocupar, se ocupe. Si yo tuviera la solución te la diría, pero no la tengo. Me entristece el asunto, como andaluz, como hijo de madre francesa y padre español, pero no te puedo decir más.