El economista jefe de Banco Santander, Pablo Correa, desdramatizó los shocks inflacionarios de inicios de 2014. Como en febrero el Indice de Precios al Consumidor (IPC) varió 0,5% y en marzo, 0,8%, adelantó que es probable que la variable medida en 12 meses llegue a 4% entre abril y mayo. Hacia adelante, sin embargo, comenzará a disminuir por la desaceleración.
A su juicio, la decisión del Banco Central de mantener la tasa de interés (TPM) en 4% responde a que "está a la espera de nuevos datos de precios y mercado laboral, ya que las inflaciones de los últimos meses se han ubicado por sobre las expectativas y han comenzado a afectar las proyecciones de mediano plazo de inflación".
¿Cuál debería ser la trayectoria de la TPM en 2014?
Esperamos, al menos, una baja de 0,25% de la TPM dentro del próximo trimestre y cerrar el año en un 3,5% anual, lo anterior en línea con una política monetaria más expansiva. El BC no puede detener el ciclo monetario que inició producto de lecturas puntualmente altas de un mes, sino que debe pensar en la trayectoria de la inflación y, hoy día, nada hace prever que la trayectoria nos sorprenda al alza, sino todo lo contrario.
En la decisión del BC primó la alta inflación de los últimos dos meses. ¿Existen riesgos de presiones por el efecto del dólar?
La economía tuvo un shock muy fuerte con la depreciación del peso, lo que se traspasó a precios sumamente rápido y eso generó un shock inflacionario importante. Por ello, es poco probable que se produzca otro shock de depreciación del tipo de cambio como lo que ocurrió en los últimos seis meses. Eso ya sucedió y la inflación llegará a 4% entre abril y mayo, medida a 12 meses. De allí en más los precios comenzarán a bajar compensados por la desaceleración de la economía interna, por lo que en el año la inflación terminará con un 3,1%.
Crecimiento
¿Esperaba el ajuste a la baja en la proyección de crecimiento que hizo el BC para este año?
Si bien el recorte del Banco Central fue brusco, era sumamente esperable después de conocer las cuentas nacionales del cuarto trimestre de 2013, donde la caída de la inversión fue bastante brusca. De todas formas, el mantener un rango entre 3% y 4% es un escenario conservador, ya que llegar a niveles cercanos a 4% tiene una baja probabilidad de ocurrencia. Nuestra proyección de crecimiento apunta a un Producto Interno Bruto (PIB) cercano a 3,3%.
¿No hay ninguna señal, tanto interna como externa, que nos haga pensar que la economía pueda crecer cerca de 4%?
La velocidad de caída de la inversión debiese disminuir, en el sentido de que parte importante del ajuste ya se produjo y, por lo tanto, la caída de 12% del último trimestre de 2013 no se va a repetir. Por ello, lo que vamos a tener es más bien una estabilización y un crecimiento en torno a 0% de la inversión. Por ese lado, la caída se detiene, pero es muy temprano para pensar una reactivación.
¿Cómo irá evolucionando la trayectoria del consumo con un mercado laboral menos activo?
Definitivamente, el consumo es una variable menos cíclica, más estable y la que tiene mayor persistencia. Se ha ajustado lentamente, pero también responde a los motivos que llevaron a que el consumo creciera tanto, que fue una expansión solventada por un aumento del ingreso disponible de los hogares y no por un aumento del ciclo crediticio. Ahora, a medida que se vaya haciendo más lento el crecimiento de la inversión se irá reflejando gradualmente en el empleo, generando menos holguras en el mercado laboral. Eso va a tener un efecto sobre el consumo en forma gradual, pero inevitable.
¿El aporte del sector externo será más preponderante que en 2013?
En el escenario base que contiene el IPoM y las estimaciones que hace la Ocde, se está considerando un crecimiento de la economía global como un todo mucho mayor al de los años pasados, pasando de un crecimiento de 3,3% al 3,8%, y en ese sentido el sector externo está entrando en un ciclo mucho más expansivo de lo que vimos. Ahora, en particular los mercados emergentes van a estar un poco menos dinámicos de lo que se pensaba, pero el escenario en Estados Unidos es mejor al que se esperaba, al igual que en Europa. Por ello, si existe un componente de la actividad que podría darnos buena noticias es el sector externo; con un dólar mayor podría generar un impulso adicional al sector exportador.