Dos hombres mayores, sentados de espaldas el uno al otro, canosos y de cabello largo los dos. Ese fue el inicio. Podría ser solo una coincidencia, "un detalle cosmético", como diría el poeta y dramaturgo Pablo Paredes (Las analfabetas), pero lo cierto es que esa primera comparación entre su padre, Manuel, y Carlos, el de la actriz Ingrid Isensee (La voz en off), poco a poco fue cobrando otro sentido, hasta convertirse en teatro.
Desde hoy se presenta en el Mori Bellavista El cuerpo de mi padre, una obra escrita y dirigida por ambos, y protagonizada por Manuel Paredes (62) y Carlos Isensee (77), sus padres. Hace dos años que el dramaturgo y la actriz tuvieron la idea, pero recién en 2015 tomó forma. "Hacer una obra sobre el padre poco menos que implicaba hacer un estudio psicoanalítico sobre la paternidad, pero este no fue el caso", dice él. "Fue todo más sencillo -agrega ella-. Hacía tiempo que nos conocíamos con Pablo y nos habíamos dado cuenta, aunque sin haberlo verbalizado, que los dos somos hijos de viejos chascones. Incluso posando en una foto juntos parecen casi hermanos. Pares. Verlos así de hermanados fue el comienzo", cuenta.
Proponérselos fue sencillo. Tanto Manuel como Carlos conocían el teje y maneje del ambiente artístico en el que se desenvolvían sus hijos, aunque estaban lejos de formar parte de él. El primero, poeta, astrónomo y ornitólogo autodidacta, y quien dedicó buena parte de su vida a pintar letreros de peluquerías y almacenes de barrio, ya había tenido en frente a Carlos Isensee, ingeniero civil de profesión y ex empleado bancario. Fue durante el rodaje de la versión cinematográfica de Las analfabetas, en 2012. "La casa donde vivía el personaje de Paulina García era la del papá de Ingrid, y mi papá aparecía en la película pintando, así que creo que la semilla ya estaba puesta desde antes", dice Paredes.
"Ellos engancharon de inmediato, y por eso el detalle en común del pelo largo tuvo distintas lecturas. Aun viniendo de mundos tan distintos, esa característica en ambos prueba que el cuerpo es un instrumento ideológico en sí mismo, y el cuerpo de nuestros padres habla de nosotros también, que somos sus hijos", agrega la actriz, quien detalla además el proceso de creación de la obra: "Lo que hicimos fue juntarlos y hacerles una serie de preguntas. De dónde vienen sus familias, cómo y dónde vivieron su infancia, a qué jugaban y con quién, y otros recuerdos que pueden parecer muy sencillos, pero que abren todo el universo que son ellos y varios otros padres. Sin haber un relato como tal, aquí están puestas sus vidas, también las nuestras, y quizá la de todos los que sientan esa conexión con sus viejos".
Sobre el escenario no hay más que algunos elementos, ni decorados ni aparatosas estructuras. Unas alas, un telescopio, ropa y otros cachivaches que Paredes e Isensee prefieren reservarse. "Más que teatro documental, creo que esta obra es un híbrido. Sí se apega a la idea de no solo subir al escenario una reflexión sobre tu padre sino subir a tus padres para desde ahí, junto a ellos, reflexionar", dice Paredes. "Nosotros también usamos el espacio, aunque solo para provocar ciertos momentos", dice ella. "Ellos son los verdaderos protagonistas de todo esto", remata.