Pablo Quintanilla (29) sale del aeropuerto y lo recibe una lluvia de confeti y champaña. Sorprendido y emocionado es abrazado por familiares, amigos y anónimos que, entre aplausos, entonan un ceacheí. No tiene una copa en la mano, porque la del rally de Marruecos la trae en la maleta y la del campeón del mundo de rally cross country de la FIM la recibirá en diciembre en una gala, pero basta para ser reconocido y ser felicitado por ser el mejor del planeta en los desiertos.
Cansado por el largo viaje desde África a Santiago (escala en París), pero conmovido por el recibimiento, Quintafondo concede unos minutos a El Deportivo antes de tomar un merecido descanso en Viña del Mar.
El viernes nos preguntamos qué hace un chileno con opciones de ser campeón del mundo. ¿Qué hizo usted en su caso?
O sea, está el objetivo y el trabajo del equipo y hay una parte interna, cómo manejar la carrera. Ellos te pueden orientar, pero uno es quien decide. El año pasado estaba nervioso, peleé hasta el final y la falta de experiencia me pasó la cuenta, me perdí y por desesperación me caí. Ahora sentí lo mismo, pero lo manejé mejor. Tuve la mente fría en todo momento, sobre todo los primeros días, que fueron muy difíciles por los problemas con la puesta a punto.
¿Vale preguntar si se imaginó ahora el título mundial si en 2015 estuvo en la misma situación?
Es que, tal como el año pasado, siempre fui con el objetivo de que iba a ganar el campeonato. Nunca dudé que no lo ganaría. Antes de partir a Marruecos iba decidido a ganar. Lo más importante de todo esto era mantener la cabeza fría en los momentos críticos y responder bien en los lugares donde podía arriesgar.
¿Cuál fue el aprendizaje de Marruecos 2015?
Mantenerse en calma. Cuando sientes que vas perdiendo diferencia con pilotos y te estás desesperando suele venir un accidente. Pero te das cuenta de la situación y la vas preparando, puedes ser capaz de asumir la pérdida, pero dentro de tus propios límites.
¿Hubo algún elemento o momento clave en el campeonato?
Lo detallista que soy. Soy súper autocritico, reflexiono mucho después de las carreras, qué hice bien, dónde me equivoqué... Cuando me doy cuenta de esos detalles los fui cambiando. Me he visto enfrentando a las mismas situaciones, pero ahora ya sé cómo afrontarlos.
Además, hay regularidad: no se bajó del podio en ninguna de las fechas del mundial.
Cierto, siempre estuve ahí, con ritmo de punta, lo que es muy importante, y es gracias a la tremenda afinidad que hay con el equipo Husqvarna.
¿Cómo recibieron en Husqvarna el título? Se rompió el duopolio de KTM y Honda, aunque el equipo pertenezca a los austriacos.
Ellos están felices con mi trabajo. Ayer (sábado) hablé con el jefe de KTM Alex Döringer y me dijo que siempre había creído en mí. Él sabía que llegaría lejos.
¿Hay un poco de pica con KTM? Lo sacaron del equipo satélite para mandarlo a uno "nuevo".
No, para nada. Al final son las mismas herramientas, las mismas motos, estructura, logística, los mismos dueños. Quedó en familia. Además, para ellos fue importante que Husqvarna ganara. Ellos están contentos con mi desempeño, con mi calma, cómo afronto las cosas. Antes partía, no pensaba y después, cuando la cagaba, lo lamentaba. Ahora tomo mi tiempo.
El cambio de suspensión en Marruecos fue algo así.
Totalmente. Tomamos una mala decisión al inicio y perdimos tres etapas, pero nos tomamos el tiempo de ver dónde nos equivocamos y pudimos revertir la carrera.
¿Qué significa este título?
Es algo muy especial, lo más grande que he tenido en mi vida. Uno sueña con ser campeón y, viviendo en Chile, con opciones reducidas, donde si tus padres no te apoyan no existen las opciones, se veía algo lejano. Fue mi padre Arturo el que me permitió soñar con lo imposible y no perder el foco. Llevo cuatro años en rallies y anhelaba ser campeón del mundo. Toda mi vida gira alrededor de esto y es muy agotador, pero conseguir esto vale la pena.
Siguiendo el camino de Carlo de Gavardo y Chaleco López.
Carlos fue el que nos abrió la ruta, nos abrió el apetito a quienes veníamos detrás, aunque ahora la disciplina ya ha evolucionado. El Dakar, por ejemplo, dejó de ser una aventura y es toda una competencia.
A propósito, el Dakar 2017 es ahora el nuevo objetivo.
Es el gran sueño. Ganarlo no es fácil, es una carrera distinta a la Copa del Mundo, es más larga, pero siento que voy por buen camino y que voy avanzando. Entiendo más de rally, saber cuándo atacar, cuándo hacer pausas... Si sigo así, tengo posibilidades de ganarlo.
En diciembre, Marc Coma lo dijo, "debería ganar el Dakar". ¿Cree que puede ser ahora el momento?
Estoy en mi mejor momento, en lo tecnico, en lo conductivo, en la experiencia, pero todavía siento que puedo seguir avanzando. Si éste es el momento, sería maravilloso, pero si no, será más adelante. Me queda para tocar el techo.
¿Está preparado para la nueva presión que vendrá? Será el rival a vencer.
Es parte de nuestro trabajo el lidiar con la presión. Ahora sera constante, pero es parte de la evolución del piloto y hay que asimilarla de la mejor manera. Si no fuera así no estaría en los primeros lugares. Hay una presión externa, pero para mí es más fuerte la interna.
¿Y el futuro, cómo viene?
Tengo contrato hasta 2018 con Husqvarna. He recibido llamadas de otras marcas, pero estoy con un contrato ahí y estoy feliz, es mi familia.