Pablo Quintanilla está orgulloso. Dice que por sus capacidades, KTM se fijó en él para ser piloto support. Está feliz con la máquina. "Es un concepto diferente a la moto grande. Es más agresiva, más fácil de llevar, un poco nerviosa en las piedras, pero hay que acostumbrarse. Tengo una buena sensación", dice.

Tener una mejor moto le abre el apetito: "Aunque uno dice que sale a cuidarse, uno es competitivo, me gusta andar adelante. Tener soporte de fábrica es diferente, un material que no está disponible. Y la experiencia, el conocimiento de los mecánicos, compartir con Marc Coma...".

Quintanilla también valora la presencia de Roberto Boasso, ex mecánico de Carlo de Gavardo y Francisco López. "Sabe no sólo de mecánica, sino de cómo enfrentar una carrera, qué hacer, qué no", agrega.

La muy posible ausencia de López en el Dakar tiene lógica para el ex motocrosista: "Está primero la salud", recalca. La recomendación del curicano fue clave en la llegada de Quintanilla a KTM, pero más allá de eso, sabe de sus capacidades. "Creo que el trabajo, esfuerzo y los resultados están a la vista, llevo tiempo trabajando y eso da frutos. He hecho buenas carreras, he sido un piloto parejo y eso me pone en la mira, es una motivación adicional aprovechar esta oportunidad y, proyectándome, me gustaría entrar al equipo oficial", declara.

Ese segundo paso sería aún más grande. ¿Qué debe hacer para conseguirlo? "KTM es un equipo conservador, que más allá de un piloto rápido, que pueda ganar una etapa, quiere uno maduro, inteligente, parejo, en el que confíen y creo que estoy en esa senda de trabajo".

Siempre cuando se pasa de otra disciplina al cross country, lo que más cuesta es la navegación. En el caso de Quintanilla, "cada vez interpreto mejor las notas, el desierto, los pisos. Es algo en que hasta los pilotos que llevan 10 años se equivocan. Y en mecánica, he tenido que aprender. Acá el cansancio, el calor, la hora, la deshidratación, son cosas que afectan a la hora de tomar una decisión cuando le pasa algo a la moto".