Hace un poco más de una semana, Pablo Quintanilla (30 años) estaba cumpliendo su mejor actuación en el Dakar. Se ubicaba segundo, a casi 20 minutos del puntero. Sin embargo, una caída mandó todo al tarro de la basura. Luego de eso, optó por refugiarse en los afectos y enclaustrarse en la localidad costera de Matanzas, en la Sexta Región. "Estos días los he pasado con mi familia, mi polola y mis hermanos, descansando y desconectándome un poquito de la carrera y del ritmo que traía hace varios meses, ya que uno se mete de lleno en la preparación y en el entrenamiento y no haces nada más que eso. Y siempre, en momentos así, uno se cobija con su familia y sus cercanos", cuenta a La Tercera, en su primera entrevista tras el accidente.

Es de imaginar que en los días posteriores se vive una suerte de duelo.

Por supuesto que en primera instancia hay una frustración. Que una caída te deje fuera de competencia... Pero, por otro lado, no me hace dudar en ningún caso de mi capacidad y de lo que he venido haciendo hace mucho tiempo. Simplemente fue un tropiezo en el camino; un error, que me lo tomo como una experiencia y no me cabe la menor duda de que voy a salir adelante. Estas pequeñas cosas me hacen más fuerte como deportista y me lo tomo así. Siento que tampoco vale la pena cuestionarse más allá las cosas. Estoy contento, porque mi evolución ha sido súper buena en estos últimos dos años. Me siento un piloto súper sólido y súper maduro.

¿Aunque debe ser complejo, pensando que estaba tan cerca de conseguir algo histórico?

Estábamos ahí, pero también digo "tengo recién 30 años y me quedan nueve o diez Dakar más para seguir corriendo". He ido evolucionando de menos a más desde que partí en el rally y de una manera muy rápida. En pocos años me he convertido en uno de los pilotos más fuertes, tengo las condiciones, el trabajo y el equipo, a quienes les agradezco, al igual que a mis auspiciadores, y eso me da una tranquilidad. Estoy seguro de que volveremos más fuertes que nunca.

¿Este Dakar fue el más duro que vivió?

Siempre los Dakar son extremos, difíciles. Y hay momentos donde uno sufre harto arriba de la moto. Éste fue duro: el frío, la altura, el calor, la lluvia y la cancelación de etapas lo hicieron súper intenso, pero también es parte de la carrera. Sabemos que estamos corriendo en la prueba más difícil del mundo, en la que tenemos que ir soportando diferentes adversidades y condiciones. Fue duro, pero no me cabe la menor duda de que el próximo año va a ser igual o más duro… Y así sucesivamente.

¿Pero cree que fue el más complejo?

Fue muy duro este Dakar. Quizás si no se hubiesen cancelado las etapas, hubiese sido más duro. Pero eso nos permitió tener un poco más de descanso y poder recuperar el cuerpo de mejor manera.

Tras la carrera usted señaló que en la mitad de una curva le pegó a una piedra y que se salió de la ruta. ¿Ha podido averiguar algo más de lo que le pasó?

Siempre cuando tienes un golpe fuerte en la cabeza, es natural que no recuerdes del todo el accidente. Y eso es lo que me pasa, sigo sin recordar lo que ocurrió. Sólo el golpe en la cabeza. Doy gracias a Dios, porque tuve suerte de que no pasó mayores. Como sabemos, es un deporte peligroso, de alta velocidad, donde los accidentes pueden traer consecuencias graves. En mi caso fue sólo un golpe en la cabeza y eso también es algo muy positivo, porque no me corta mi ritmo de entrenamiento ni de carrera. Solamente me tomo mi descanso y puedo volver sin problemas, pensando en la primera fecha del campeonato del mundo, donde defiendo el título.

En un primer momento, la organización dijo que usted había tenido un problema de salud.

Siempre se tergiversa un poco la información cuando estamos corriendo en el desierto. La organización hace un rastreo satelital de las motos y de los autos… Pero no, fue sólo un golpe. Un golpe que me dejó fuera.

¿Sigue pendiente el sueño de ganar el Dakar?

Ésa es mi gran meta, mi gran sueño. Siento que soy un deportista que lucha por sus objetivos. Y ése es mi gran objetivo, lo tengo súper claro. Y lo bueno es que quedan muchos años para poder lograrlo.

¿Qué lecciones sacó de este Dakar?

Uno va aprendiendo todos los años. Es súper importante tener esa capacidad de analizar las decisiones, las emociones. Siento que en este Dakar pude entrar más a fondo en todas esas pequeñas cosas que van marcando la diferencia al final de la carrera a largo plazo, saber cómo reaccionar a ciertas situaciones… Y esta carrera me ayudó a eso.

¿Qué le parece la idea de que se retome el contacto con ASO para que el Dakar regrese a Chile?

Es lo que esperamos todos. Si el gobierno, el ministro o la Presidenta evalúan la posibilidad de tener de nuevo el Dakar, que realmente le tomen el peso a lo que vale esta carrera; a los beneficios, a la imagen que proyecta Chile al mundo con el deporte. Es una carrera que traspasa fronteras, es una gran oportunidad de mostrar las riquezas, la geografía y de que se favorezcan la hotelería, el turismo y la economía. Espero lo evalúen, sabiendo las buenas intenciones que tiene ASO de que la carrera pase por el Desierto de Atacama. Ojalá que el gobierno se la juegue por un deporte que no es el fútbol.

Si es necesario, ¿usted estaría dispuesto a realizar gestiones?

Por supuesto. Yo siempre he manifestado mi intención de apoyar a todo el deporte, no sólo al rally. Se lo dije a la ex ministra Riffo y también se lo comenté a la Presidenta: mi disposición está a full. Y si puedo ayudar para que vuelva el Dakar, estoy ciento por ciento disponible.

Pareciera que el Dakar necesita del Desierto de Atacama.

Atacama es un desierto especial y único en el mundo, que reúne todas las condiciones para recibir el Dakar. Tenemos una geografía única. El Dakar necesita el Desierto de Atacama en su recorrido. Hay que aprovechar que el Dakar necesita a Chile y hay intenciones de que vuelva la carrera. Ojalá se llegue a buen puerto. Ambas partes tienen que ceder para llegar a un acuerdo.

En lo inmediato, ¿cuáles son sus planes?

Viene un año intenso. Correr como número uno en el campeonato del mundo es muy intenso, hay una presión grande. Todos te quieren quitar el título. Partimos en marzo y terminamos en octubre. Son cinco fechas. Es igual que el Dakar, estoy todo el año corriendo; son los mismos pilotos, las mismas fábricas y es un año de preparación, de kilómetros. Entremedio, tenemos muchas pruebas de equipo, iremos desarrollando la moto y cosas nuevas con el objetivo de ir progresando y avanzando. Es un calendario bien agitado, pero disfruto mucho la posibilidad que tengo de correr como un piloto factoring, que sabemos que para los chilenos es imposible. Soy el único chileno y hay que aprovechar la oportunidad.