Luego de meses de intenso trabajo, el ministro del Deporte, Pablo Squella (53 años), se toma un respiro, con la misión cumplida de lograr el sí de la Presidenta Bachelet para postular a la organización de los Panamericanos 2023. "Hoy pude dormir una buena siesta", dice. Además, esta semana, su hija menor cumplió un año, mientras que uno de sus otros cuatro hijos, Tomás, y la ex gimnasta Makarena Pinto, le convirtieron en abuelo hace tres días por primera vez.
¿Cómo fueron estos últimos días para usted?
Fue una semana dura, toda vez que la Presidenta tenía que analizar la propuesta en medio de una tremenda catástrofe. Pero felizmente fuimos capaces de entregarle un buen proyecto y ella a última hora, entendiendo absolutamente que teníamos los tiempos al límite, nos dio su buena nueva minutos antes de que me reuniera con la prensa.
¿Era su mayor objetivo?
Le di hartas vueltas, porque era una obligación como país tener los Juegos. Por eso mi interés máximo de trabajar profundamente en eso. Pero también hay otros intereses. como la política deportiva y regional, que significará trabajar de las bases para tener un mejor país deportivo
La Presidenta le solicitó un último informe el fin de semana. ¿Cree que eso fue clave?
Siempre le fuimos aportando antecedentes. No sólo el fin de semana. Cada vez que nos reuníamos en el consejo de gabinete conversábamos y felizmente fue positiva la respuesta. Pero esto recién es el pistoletazo inicial; comienza la carrera y tenemos un competidor fortísimo. La ventaja o desventaja que tiene es que lleva dos panamericanos organizados. Presentaremos nuestras mejores armas con humildad, entendiendo que los Juegos que estamos proponiendo son bien organizados, pero austeros, aprovechando toda la infraestructura disponible y con una construcción nueva, pero menor.
Durante la semana pasada se ventilaron diferencias con Hacienda por el proyecto. Incluso, el COCh y algunos políticos fueron los que se encargaron de hacer correr y resaltar su rechazo.
No hubo nunca diferencias con Hacienda. Ellos fueron los principales asesores en el ámbito financiero. Ellos nos aportaron la realidad económica del país de cara a los años que vienen. Hicimos un ejercicio en conjunto para lograr tener un escenario número cuatro, que fue el que se asumió.
Sin embargo, el proyecto inicial fue rechazado.
El proyecto inicial no era viable, era muy ambicioso. Quizás con la mirada de hacer un evento tan magnánimo no se pensó qué iba a ocurrir con los recintos que se iban a construir. Por eso teníamos un escenario uno, que era el ideal, de 600 millones de dólares, y llegamos al cuatro, que era el más económico y que consideraba una infraestructura.
¿Cree que el revuelo y esta situación con Hacienda activaron a Buenos Aires?
Yo participé en todas las reuniones, en ningún momento Hacienda se vio con la negativa de plantearle un proyecto a la Presidenta, pero obviamente cuando estamos trabajando en un proyecto y Buenos Aires se entera de que estamos, entre comillas, demorando la decisión, ven una oportunidad y se presentan a última hora sin trabajar ningún proyecto. Lo vieron como una oportunidad, porque veían en nosotros algún tipo de debilidad. Y es legítimo.
¿No le molestó eso?
No, para nada. Cualquier país tenía plazo para postular hasta el 31 de enero. También la Odepa tiene que considerar que los Juegos son un desafío enorme para los países y no todos están capacitados para organizarlos. Por lo tanto, tendrán que pensar, y así creo que lo están haciendo, en bajar los estándares para abrir este abanico a otros.
En otro aspecto, todavía hay temas pendientes con la realización de los Odesur.
Eso está corriendo su curso, todos sabemos que hubo problemas en las rendiciones. Nosotros tenemos que mirar hacia adelante y conformar el mejor equipo de trabajo para que no se produzcan los problemas que se han presentado con ese evento y también con los últimos Bolivarianos.
¿Hay algún plan para ampliar el Nacional?
No. Los planes que tenemos son para mejorar y ampliar la infraestructura dentro de las 60 hectáreas del estadio. Ahí puede venir el tema del court central. Hay que cambiar la mirada, la mantención es carísima y no se ocupa con la masividad que quisiéramos. Por eso tenemos que ver otras maneras de incorporar a los privados en un proyecto importante que beneficie a los compatriotas. Mejorar el Estadio Nacional, el velódromo, la cancha de hockey y la piscina serían las obras más grandes.
Hace unos días hubo problemas con la piscina y usted anunció plazos que no se cumplieron.
Lamentablemente la información que recibí en primera instancia no era la correcta. No se arreglaba en dos días, sino que tardó tres semanas. La piscina está funcionando de la mejor manera, pero hay que decir que la piscina no se hizo en 2014. La estructura sí, pero las máquinas y filtros eran de mucho antes y ahí fallaron. Y lo hicieron en un momento cúlmine, en verano, cuando las aguas requieren mayor tratamiento.
Ahora la otra piscina, la de fuera, es la que tiene verde el agua.
Sí, también tiene que hacerse la mantención. Entremedio, hubo un cambio de la empresa encargada de eso. Son cosas que hay que trabajar para que no se vuelvan a repetir.
Otro de los grandes proyectos es la Villa Panamericana. Se habla de una alternativa a Cerrillos.
Se ha hablado de un recinto disponible en La Platina, pero hay que ir evaluando. Tenemos que sentarnos con la ministra de la Vivienda, con quien ya tenemos pensado conformar un equipo de trabajo para visualizar de qué manera efectuamos la propuesta de la villa. Pero Cerrillos es la opción número uno.
Y ahora viene el trabajo de lobby.
Con mucha humildad, creo que nos merecemos estos Juegos Panamericanos. Confiamos que la propuesta seduzca a los países votantes.