Un día después del anuncio del restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, los detalles de cómo se gestó ese acuerdo, que incluye el relajamiento de algunas restricciones y el intercambio de algunos prisioneros, comienzan a aparecer a cuentagotas. Entre esos detalles figura el rol que jugó el Papa Francisco y el Vaticano en el acercamiento entre Washington y La Habana. "Estamos todos muy contentos porque hemos visto cómo dos pueblos, que se han alejado por años, han cumplido ayer (el miércoles) un paso para acercarse", dijo ayer el Pontífice, que destacó que el "trabajo del embajador es una labor de pequeños gestos, de pequeñas cosas, pero que terminan por lograr la paz, acercar los corazones a los pueblos, sembrar fraternidad", sostuvo.
Una palabras que toman mayor sentido al considerar que el rol del Papa y su secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, fue relevante a la hora de impulsar la negociaciones y reforzar las confianzas. Según el diario The New York Times en estos 18 meses de conversaciones secretas se realizaron nueve encuentros, la mayoría de ellos en Canadá, pero fue en el Vaticano, en octubre, donde se alcanzó un punto crítico y quedó sellado las condiciones finales del acuerdo que se conoció esta semana.
Tras ser informado de las tratativas por el propio Barack Obama, el Papa Francisco envió una carta a los dos gobernantes, que ayudó a persuadir al cubano Raúl Castro a aceptar el canje de prisioneros y la liberación del cooperante estadounidense Alan Gross. Además, Jorge Mario Bergoglio actuó como garante para que ambas partes mantuvieran el avance de las negociaciones en secreto.
b Un desafío para Maduro
Con el acercamiento entre Washington y La Habana, la política exterior de Venezuela, marcada por más de una década de fricciones con Estados Unidos, se enfrenta a un duro desafío. "Cuba tomó la delantera", dijo a The Associated Press la analista internacional venezolana Elsa Cardozo. Caracas queda "en una situación más complicada" sobre cómo manejará en el futuro próximo su relación con Estados Unidos, especialmente en el contexto de las recientes sanciones que aprobó el Congreso estadounidense contra un grupo de funcionarios venezolanos, dijo la especialista. Y aunque todavía no está clara la posibilidad de que el gobierno chavista de Nicolás Maduro, estrecho aliado de La Habana, dé un giro en las relaciones con Washington y busque un acercamiento, de no hacerlo quedaría aislado ante los cambios geopolíticos que vendrán en el hemisferio, en opinión de varios analistas.
b El espía incógnito
Aunque el miércoles se mantuvo la incógnita sobre quién era el espía que había sido intercambiado por los tres agentes cubanos presos en Estados Unidos, ayer varios medios estadounidenses lo identificaron como Rolando Sarraff Trujillo. La primera información sobre la identidad del espía la publicó la revista Newsweek, que afirmó que Sarraff Trujillo es un ex criptógrafo de la Dirección de Inteligencia de Cuba que trabajó en secreto para la CIA.
Según The New York Times, el gobierno estadounidense se empeñó durante las negociaciones en lograr el intercambio de Sarraff, que estaba detenido desde 1995, por los tres agentes cubanos detenidos en 2001 (eran cinco en total, pero dos ya había sido liberados) y que Alan Gross fuese sólo parte de un gesto humanitario.
b El gran ausente
La figura clave en las cinco décadas de enfrentamiento entre Washington-La Habana (no por nada vio pasar a 10 inquilinos de la Casa Blanca mientras él se mantuvo en el poder), Fidel Castro aparecía ayer como el gran ausente del histórico anuncio hecho por su hermano Raúl y Barack Obama. Así, el máximo líder de la Revolución Cubana se mantenía al margen y hasta anoche no había expresado ninguna opinión sobre tan sensible tema. La última aparición pública de Fidel Castro se remonta a enero de 2014, cuando acudió a la inauguración de una galería de arte en el oeste de La Habana. En julio recibió en su casa a los Presidentes de China, Xi Jinping, y de Rusia, Vladimir Putin. Desde entonces sólo ha expresado su opinión, en dos ocasiones en octubre, con columnas publicadas en la prensa estatal.
b Conversaciones en enero
Estados Unidos y Cuba aprovecharán la próxima ronda semestral de conversaciones sobre migración en La Habana para avanzar en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. La secretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, quien encabezará la delegación de su país, dijo que intentará acordar con los cubanos que la reunión tenga lugar a fines y no a mediados de enero como estaba previsto originalmente.
La funcionaria rehusó estimar una fecha en la que ambos países puedan intercambiar embajadores y explicó que para restablecer las relaciones basta con que ambos gobiernos acuerden el procedimiento e intercambien cartas de intención, sin que sea necesaria la firma de un tratado.
Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, no descartó en un futuro la posibilidad de una eventual e histórica visita del Presidente de Cuba, Raúl Castro, a Washington, como parte de los planes para normalizar las relaciones con La Habana. Anteriormente, la Casa Blanca tampoco había descartado un posible viaje de Barack Obama a la capital cubana. En todo caso, los presidentes Obama y Castro volverían a verse las caras en abril, en Panamá, en el marco de la Cumbre de las Américas, donde Cuba fue invitada formalmente.
b El impulso de los privados
Diversos sectores han estado alentado en los últimos años a una flexibilización de las restricciones impuestas a Cuba. El más reciente fue el diario The New York Times con una serie de editoriales en los que llamaba al fin del embargo, pero antes fueron empresarios de origen cubano y parlamentario que representan a estados agrícolas interesados en abrir nuevos mercados. Así, según el secretario de Agricultura, Tom Vilsack, la normalización de las relaciones diplomáticas es una "oportunidad importante" para su sector y compañías como la fabricante automovilística General Motors y la agrícola Cargill aplaudieron los acuerdos anunciados el miércoles.