La justicia británica ha autorizado a los padres del niño británico de 5 años con un tumor cerebral ingresado en el hospital de Málaga, en el sur de España, a viajar a Praga e iniciar allí un tratamiento.
El Tribunal Superior del Reino Unido otorgó el permiso tras una audiencia telefónica de varias horas en la que participaron los abogados que representan a Brett y Naghmeh King, padres de Ashya, y al hospital de Southampton (Reino Unido), donde el niño estaba siendo atendido hasta la semana pasada.
Los padres del menor, que fueron detenidos en España por llevarse a su hijo sin consentimiento médico y más tarde puestos en libertad, esperan viajar esta noche a Praga en un avión privado, avanzó la cadena pública británica BBC.
El Ayuntamiento de Portsmouth inició el 29 de agosto un procedimiento judicial para reclamar la custodia temporal del menor con el argumento de que Ashya, entonces en paradero desconocido, requería atención médica urgente.
El consistorio, por medio de su alcalde, Donna Jones, ya había informado de que la medida temporal terminaría una vez que el niño fuera admitido como paciente en un centro de Praga para recibir un tratamiento contra el cáncer.
Los padres del menor, en libertad desde el miércoles, han acompañado desde entonces al niño en el Hospital Materno Infantil de Málaga, donde ha recibido sesiones de rehabilitación antes de ser trasladado.
El niño ha sido evaluado todos los días por un pediatra y especialistas en oncología, y por el momento no se han producido cambios en su evolución.
El padre de Ashya afirmó en una conferencia de prensa en la oficina de su abogado en Sevilla que se llevaron al menor del hospital británico "por amor".
Brett King dijo que "algo ha fallado en la justicia" de su país, a la que culpó de que él y su esposa hayan sido tratados "como criminales.
Interpol emitió una alerta mundial para buscar al niño después de que sus padres se lo hubieran llevado del centro médico británico y horas después se tramitó una orden de detención europea contra Brett y Naghmeh King.
La policía británica argumentó desde el primer momento que no se podía acusar a la pareja de delito alguno sin conocer antes las circunstancias de lo ocurrido, pero que la orden de arresto era necesaria para "hablar" con ellos sobre el estado de salud de Ashya.