La decisión del gobierno de Estados Unidos de suspender la millonaria ayuda militar a Pakistán marca un nuevo punto de bajo en la crisis diplomática entre Washington e Islamabad.

Las relaciones entre ambos países van de mal en peor desde que fuerzas especiales estadounidenses mataron a Osama bin Laden en Pakistán

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Pero además, lo que hay detrás de la decisión de Washington de cancelar la ayuda militar es un cambio en las bases estratégicas de su relación con el gobierno paquistaní.

El malestar estadounidense por lo que parece el fracaso de Islamabad en la lucha contra el terrorismo tiene su contraparte en la ira paquistaní ante lo que consideran excesos de Washington.

BIN LADEN Y AVIONES NO TRIPULADOS

En particular, en el país asiático se quejan de la misión secreta que acabó con la vida de Bin Laden, pero también del dramático incremento de los bombardeos con aviones no tripulados.

Hasta tal punto pasan por mal momento las relaciones bilaterales, que altos mandos militares paquistaníes e influyentes figuras del Congreso estadounidense ya se están preguntando qué ganan sus países manteniendo la alianza.

En el corto plazo, una ruptura total parece improbable. El riesgo es demasiado alto.

Pero a medio término

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los factores estratégicos que han sustentado la alianza desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 parecen haber cambiado

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EE.UU. está reduciendo la intensidad de su implicación en la llamada guerra contra el terrorismo. El centro de su atención está cambiando poco a poco. Y la administración del presidente Barack Obama lo que pretende es poder retirar sus tropas de Afganistán sin contratiempos.

Esto hará que las vías de aprovisionamiento a través de Pakistán no sean tan esenciales.

Además

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Pakistán está ansioso por mantener su posición de influencia sobre Afganistán y sigue reticente a la amistad de su archienemigo India con Kabul

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De hecho, el cambio del panorama estratégico implica a cuatro países, no sólo Pakistán y EE.UU., sino también a India y China.

Los lazos entre Pekín e Islamabad están creciendo. La cuestión es si los chinos están dispuestos a reemplazar la posición de Washington. De momento no parece así, pero el hecho de que la cuestión esté en el aire sugiere que los cambios están en marcha.