Palestinos e israelíes reanudaron hoy los contactos sin la presencia de Estados Unidos, en un nuevo esfuerzo por salvar del colapso el proceso de paz iniciado el pasado verano por el secretario de Estado de EEUU, John Kerry. 

Según medios locales, en la reunión participan el jefe negociador palestino, Saeb Erekat, acompañado por el jefe de la Inteligencia, Mayid Faraj, y su colega israelí, la ministra de Justicia, Tzipi Livni, junto a Isaac Molho, enviado especial del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.

El encuentro, del que está ausente Martin Indyk, representante especial de Washington, se celebra en el clima de alta tensión que existe en Israel desde que los socios más derechistas del Ejecutivo anunciaran su oposición a cualquier acuerdo que incluya la comprometida excarcelación de presos palestinos.

Tanto Avigdor Lieberman, el ultraderechista ministro de Asuntos Exteriores, como Naftalí Bennett, titular de Finanzas y líder ultranacionalista, se oponen a la liberación de la última tanda de 104 presos a la que Israel se comprometió antes del inicio del presente diálogo.

Bennett, que representa los intereses de los colonos judíos, incluso ha amenazado con retirarse de la coalición y causar así la caída del Ejecutivo y la celebración de nuevos comicios, apenas un año después de los últimos.

En una entrevista publicada este domingo por el diario Yediot Aharonot, la propia Livni acusó al líder ultranacionalista, que propone la anexión de territorios en Cisjordania como solución, de trabajar en contra de la paz.

Ambos equipos se habían reunido por última vez el jueves, en presencia de Indyk, antes de que este partiera rumbo a Washington para consultas.

El objetivo ahora es lograr una ampliación de las conversaciones, más allá de la fecha límite establecida del 29 de abril, una tarea ardua y complicada a la luz de las medidas adoptadas por las dos partes en los últimos quince días. 

A la decisión israelí de eludir su compromiso de excarcelar a la última tanda de presos, los palestinos respondieron con la firma de la solicitud de adhesión a una quincena de organismos y tratados internacionales. 

Israel, por su parte, reaccionó con el anuncio de nuevas construcciones en las colonias y la ruptura de toda colaboración con los palestinos, excepto en el terreno de la seguridad.

Además, reveló que congelará la transferencia de los impuestos recogidos a la Autoridad Nacional Palestina, unos 100 millones de euros mensuales que representan una parte proporcional muy elevada del presupuesto de la ANP.

A pesar de ello, los palestinos se declaran decididos a seguir adelante con la vía del reconocimiento a través de la ONU y otros organismos internacionales, algo que Israel trata de evitar y que Estados Unidos tampoco ve con buenos ojos.