Palestinos entregan carta a Netanyahu para reanudar diálogo de paz
El proceso de paz entre israelíes y palestinos permanece estancado desde septiembre de 2010, a excepción de unos fallidos encuentros exploratorios en enero pasado.
El dirigente palestino Saeb Erekat entregó hoy en Jerusalén al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, una carta del presidente palestino, Mahmoud Abbas, con las condiciones para reanudar el estancado diálogo de paz.
La entrega de la misiva, preparada desde hace semanas, quedó parcialmente eclipsada por la repentina e inexplicada ausencia del acto del primer ministro palestino, Salam Fayad, que inicialmente iba a liderar la delegación palestina. En un comunicado conjunto difundido tras el encuentro, Netanyahu señala que responderá por escrito en dos semanas.
"Ambas partes esperan que el intercambio de cartas ayude a encontrar una vía para lograr la paz", señala la breve nota del encuentro, celebrado en la residencia oficial de Netanyahu.
También participaron en la entrevista el líder del equipo negociador israelí con los palestinos, Itzhak Moljo, y el responsable de los servicios de inteligencia general de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mayid Faray.
En la misiva, Abbas insta al Ejecutivo de Netanyahu a "aceptar la solución de dos Estados en las fronteras de 1967 con cambios menores de tierra en igual tamaño y valor acordados en común" y a cesar la construcción en los asentamientos judíos en Cisjordania y Jerusalén Este.
También exige que "libere a todos los presos, en particular los encarcelados antes de 1994", y que revoque todas las decisiones adoptadas desde 2000 (inicio de la Segunda Intifada) "que minan los acuerdos firmados entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP)".
De no cumplirse estas cuatro condiciones, los palestinos "buscarán la implementación completa de la legislación internacional en lo referente a los poderes y responsabilidades de Israel como potencia ocupante".
En el texto, Abbas reitera su "pleno compromiso con la política de tolerancia cero con la violencia" y amenaza veladamente con desmantelar una ANP que "ha perdido su razón de ser", al carecer de "autoridad y jurisdicción significativa en las esferas política, económica, social, territorial y de seguridad".
El presidente palestino había recibido presiones para no incluir amenazas directas de disolución de la organización administrativa temporal creada por los Acuerdos de Oslo y ayer, en una entrevista al diario "Al-Ayam", precisó que dicha opción está "fuera de cuestión".
Todo lo que rodeó a la reunión estuvo cubierto por un velo de secretismo durante toda la jornada: no fue confirmada hasta su conclusión, único momento en que cesaron las informaciones sobre su posible cancelación por la ausencia de Fayad.
La oficina de Fayad declinó comentar los motivos del cambio de planes, si bien medios locales apuntan a que no quería reunirse con Netanyahu en el Día del Prisionero, en el que 2.300 reclusos palestinos rechazaron la comida y entre 1.200 y 1.600 han iniciado una huelga de hambre.
El ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, había señalado horas antes a la radio pública israelí desde Colombia, donde se encuentra en viaje oficial, que Fayad quizás se ausentaría en disconformidad con la frecuente retención por Israel de los impuestos y tasas aduaneras a la ANP.
El proceso de paz entre israelíes y palestinos permanece estancado desde septiembre de 2010, a excepción de unos fallidos encuentros exploratorios el pasado enero en Ammán, que sólo sirvieron para constatar las profundas diferencias y falta de confianza entre las partes.
Los palestinos, cuya causa lleva meses oscurecida por la situación en Siria y la tensión con Irán, han dado a Netanyahu un mes de plazo antes de retomar su apuesta de septiembre por el reconocimiento como Estado en la ONU, que fue un fracaso político pero un triunfo simbólico.
En esta ocasión, se prevé que acudan a la Asamblea General, donde obtendrían una cómoda mayoría, en vez de al Consejo de Seguridad, en el que el año pasado no obtuvieron siquiera los nueve apoyos necesarios para que Estados Unidos se viera obligado a frenar la resolución con su veto.
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