Para la dirigencia palestina, el triunfo de Benjamin Netanyahu y de su partido, el Likud, en las elecciones del martes en Israel, significa más de lo mismo, de un proceso de paz detenido y de una política activa de asentamientos, todo eso reforzado por la frase que el mismo primer ministro soltó el lunes como un balde de agua fría: que si él era reelegido impediría el surgimiento de un Estado palestino.
Por eso horas después de la confirmación de la victoria del Likud, con la conquista de 30 escaños en el Parlamento (de un total de 120) y con seis más que su mayor rival, la centroizquierdista Unión Sionista, decidieron reafirmar su estrategia de combatir la ocupación de Cisjordania y la imposición del aislamiento de la Franja de Gaza, a través de la diplomacia y de la legislación internacional, tal como lo han hecho al integrarse a algunas entidades de la ONU.
Para el negociador palestino Saeb Erekat, Netanyahu "ha enterrado la solución de dos Estados", un "crimen de guerra" añadido que será denunciado por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ante el Tribunal Penal de La Haya, a partir del 1 de abril. "Queda muy claro que no hay socio para la paz en Israel. Queda claro que ahora la sociedad israelí está a favor de enterrar el proceso de paz, de enterrar la solución de dos Estados y continuar con los dictados y los asentamientos", destacó.
Al ratificar a Netanyahu, Israel "ha elegido la vía del racismo, la ocupación y la colonización. No ha elegido la vía de las negociaciones y de la asociación", aseguró a la agencia France Presse, Yasser Abed Rabbo, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
De cualquier forma un cercano a Netanyahu, Tzahi Hanegbi, afirmaba ayer a la radio pública israelí que si la ANP "cambia de actitud, encontrará la mano tendida del Likud" para retomar el diálogo.
El último de los esfuerzos negociadores entre palestinos e israelíes fracasó en abril pasado. Durante los años de gobierno de Netanyahu, los palestinos propusieron en 2012 convertirse en miembro observador de la ONU, y en 2014 presentaron una resolución -que fue rechazada- ante el Consejo de Seguridad para poner fin a la ocupación israelí. Ahora quieren llevar a Netanyahu ante Tribunal Penal de La Haya, una iniciativa que le ha costado dejar de recibir unos US$ 500 millones.
La derechización de Netanyahu como estrategia electoral, resultó ser efectiva a la hora de recibir votos, pero ahora podría crearle problemas y acrecentar su aislamiento, tanto frente a Estados Unidos como ante la Unión Europea.