Papa abre sínodo sobre la familia pidiendo a los obispos que le hablen con franqueza
El Pontífice puso como condición básica del sínodo que los participantes "hablen claramente. Que nadie diga: 'No puedo decir esto. ¿Qué pensará la gente de mí?".
El Papa Francisco abrió el lunes una asamblea católica que discutirá el matrimonio, las parejas gays, el control de la natalidad y otros asuntos morales, pidiendo a sus obispos que hablen con franqueza y no tengan miedo de molestarlo.
Tras una apertura ceremonial el domingo, unos 200 obispos de todo el mundo se sentaron con el pontífice en un salón del Vaticano para comenzar las sesiones de trabajo del sínodo, que durará dos semanas y se centrará en la familia.
"Una condición básica, general (para el sínodo), es ésta: hablen claramente. Que nadie diga: 'No puedo decir esto. ¿Qué pensará la gente de mí?", dijo a los obispos.
Aseguró que los líderes de una Iglesia con 1.200 millones de fieles no deberían guardarse sus opiniones en ningún asunto, por muy delicado que sea, "por respeto al Papa o porque el Papa pueda pensar de otra forma".
"Eso no es bueno", indicó.
El encuentro, precedido por enfrentamientos públicos entre progresistas y conservadores, es visto como una prueba para la visión del Pontífice de una Iglesia más cercana a los pobres y los que sufren, y no obsesionada con temas como la homosexualidad, el aborto y la anticoncepción.
No se esperan cambios inmediatos como resultado del sínodo, aunque allanará el camino para una reunión más grande de clérigos católicos el próximo año, que presentará al Papa sugerencias que algunos fieles esperan pueda provocar cambios relacionados con la familia y la moralidad sexual.
El sínodo es el primero desde que Francisco fue elegido hace 19 meses, con un mandato para cambiar una institución golpeada por el número decreciente de seguidores en muchos países y escándalos como el abuso de niños por parte de sacerdotes.
Las reuniones se celebrarán a puerta cerrada y el Vaticano no planea hacer públicos textos o sumarios escritos de intervenciones individuales, o revelar quién dijo qué.
El Vaticano, que tendrá encuentros diarios con la prensa, asegura que así pretende animar el debate libre. Los periodistas criticaron la decisión, asegurando que habrá menos información independiente disponible para los medios que en anteriores sínodos.
Para preparar la reunión, la Iglesia llevó a cabo una encuesta mundial sobre asuntos familiares que mostró que muchos católicos ignoraban las enseñanzas católicas sobre control de natalidad, sexo antes del matrimonio y aceptación de la homosexualidad.
El choque entre progresistas y conservadores antes del encuentro se centró en el asunto sobre si la Iglesia debe modificar sus enseñanzas, que niegan, por ejemplo, la comunión a los que se han divorciado y casado de nuevo por civil.
En un sermón dominical, el Papa pidió el fin de las luchas internas, afirmando que las asambleas sinodales "no sirven para discutir ideas hermosas y originales, o para ver quién es más inteligente".
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