En el primer día de la segunda visita de un jefe de la Iglesia Católica al Egipto contemporáneo (la primera fue la de Juan Pablo II en 2000), el Papa Francisco cuestionó este viernes en El Cairo directamente al extremismo y la violencia perpetrada "en nombre de Dios". Y lo hizo en un discurso pronunciado en una conferencia de paz organizada por la prestigiosa institución sunita Al Azhar. "Ninguna violencia puede ser perpetrada en nombre de Dios porque profanaría su nombre", declaró el Pontífice, apenas tres semanas después que dos ataques contra iglesias cristianas coptas que causaron la muerte de 45 personas, reivindicados por el grupo Estado Islámico.
El Papa Francisco llegó este viernes al más poblado de los países árabes (92 millones de habitantes), en medio de fuertes medidas de seguridad. Fue recibido en el aeropuerto en una ceremonia discreta y trasladado a la ciudad, no en un papamóvil blindado, sino en un sencillo Fiat azul con las ventanillas bajas. En los alrededores de la nunciatura apostólica, donde pasaba la noche el Papa, estaban cerrados para el tránsito y bajo la vigilancia de un enorme contingente de policías y soldados.
La agenda del Pontífice incluyó su asistencia a la institución Al Azhar, donde fue recibido por el gran imán, el jeque Ahmed al Tayeb, una visita al palacio presidencial para reunirse con el jefe de Estado, Abdel Fatah al Sisi, y un encuentro con el Papa copto Teodoro II. Uno de los objetivos de la visita papal a Egipto es reactivar las relaciones entre Al Azhar y el Vaticano, que se vieron enfriadas tras unas controvertidas declaraciones del entonces Papa Benedicto XVI cuando pareció vincular el islam con la violencia.
En su discurso en Al Azhar -la milenaria institución de enseñanza sunita donde se forman clérigos y eruditos de todo el mundo- el Papa Francisco criticó los "populismos demagógicos" que, según él, no ayudan "a consolidar la paz y la estabilizad". "Ninguna incitación a la violencia garantizará la paz", recalcó, aunque no dio ningún ejemplo de gobierno populista. También llamó a "bloquear los aflujos de dinero y de armas" para "evitar conflictos y edificar la paz".
También llamó a los imanes de Egipto que prediquen mensajes de paz y tolerancia y recordó que las civilizaciones del antiguo Egipto valoraban la búsqueda del conocimiento y la educación con mentalidad abierta y que se requiere el mismo compromiso hoy para combatir la "barbarie" del extremismo religioso entre los jóvenes. "Como líderes religiosos, se nos convoca a desenmascarar la violencia disimulada como presunta santidad", dijo el Papa. "Pronunciemos una vez más un 'No' claro y firme a toda forma de violencia, venganza y odio realizados en nombre de la religión o en nombre de Dios", destacó.
El Pontífice afirmó que "para enfrentar eficazmente la barbarie de los que fomentan el odio con violencia, debemos acompañar a los jóvenes, ayudarles en el camino a la madurez y enseñarles a responder a la lógica incendiaria del mal trabajando pacientemente por el crecimiento de la bondad".
El jeque Ahmed al Tayeb agradeció las declaraciones "justas" del Pontífice contra las acusaciones de terrorismo y violencia dirigidas a los musulmanes y el islam. "Debemos limpiar las religiones de conceptos equivocados, falsa piedad y aplicaciones fraudulentas que provocan conflictos e incitan al odio y la violencia", dijo. "El islam no es una religión de terrorismo porque una minoría entre sus seguidores pirateó algunos de sus textos" para derramar sangre, expuso Al Tayeb.
Más tarde el Papa Francisco se reunió y rezó con el Papa copto, Teodoro II, a quien hizo una visita de cortesía y con quien caminó hasta la Iglesia de San Pedro, próxima a la residencia patriarcal.
Ambos papas depositaron flores y encendieron un cirio en recuerdo de las víctimas de los atentados que ha perpetrado el Estado Islámico contra lugares de culto de los coptos, una minoría cristiana de unos nueve millones de personas, aproximadamente el 10 % de la población egipcia.