Los médicos del Papa están preocupados por la vida sedentaria y la dieta de Francisco, que le causó un aumento de peso desde que asumió el Pontificado hace dos años empeorando su ciática. Según supo Ansa, los profesionales que siguen de cerca la salud del Pontífice apuntan a su estilo de vida y sus costumbres alimenticias, que deberían ser modificadas sobre todo en razón de la necesidad de frenar el aumento de peso en el cual recayó desde su llegada al Vaticano.
Este aumento de peso incide negativamente sobre una molestia de la cual sufre mucho, la ciática. Los médicos insisten con el "indisciplinado", como él mismo se definió, Papa Bergoglio, para que camine más durante el día, se dedique al paseo cotidiano que no hace nunca y que a su edad en cambio es altamente recomendable. En esto debería seguir el ejemplo del Papa emérito Benedicto XVI que lo hace todos los días.
Los médicos le piden que no transcurra jornadas enteras sedentarias como está haciendo en estos días en el cual está concentrado en la revisión de la encíclica sobre lo Creado.
Los médicos quisieran un mayor control del peso para no agravar la situación determinada por la ciática, también con una dieta más rígida que prevé comer pasta sólo dos veces por semana. Pero también aquí parece que Francisco no escucha las indicaciones que le son sugeridas, prefiriendo un plato de spaghettis casi todos los días.
La salud del Papa es motivo de preocupación. Francisco afirmó hace unas semanas una frase que encendió la alarma: "Tengo la sensación que mi pontificado será breve. Cuatro o cinco años. No lo sé, o dos o tres. Dos ya pasaron. Es como una sensación un poco vaga. Tengo la sensación que Dios me puso aquí por una cosa breve, nada más...Es una sensación".