El Papa Francisco recibió este viernes en audiencia privada en el Vaticano al presidente francés François Hollande, con el que abordó el tema espinoso de la defensa de la familia y la bioética así como la necesidad de paz en Siria.
El encuentro a puertas cerradas se celebró en la biblioteca privada del Papa, en el tercer piso del palacio apostólico, y duró en total 35 minutos.
Se trataba de la primera vez que Hollande se reunía con el jefe de la Iglesia católica en una audiencia privada, a la que asistió sólo un traductor.
Durante la reunión se abordaron temas de actualidad en Francia como "la defensa y la promoción de la dignidad de la persona, la familia y la bioética", según indicó en un breve comunicado oficial el Vaticano.
La nota subraya las "buenas relaciones" existentes entre los dos Estados y reitera el compromiso de las partes de "mantener el diálogo".
Durante el encuentro se examinaron igualmente temas de carácter internacional, "como la pobreza, el desarrollo, las migraciones y el medio ambiente", así como los conflictos en Oriente Medio y en varias regiones de Africa, indica el comunicado.
Al término del encuentro Hollande, en medio de la tormenta mediática por sus problemas personales, reconoció ante la prensa que encontró con el Papa una "convergencia sobre los grandes temas internacionales", como las negociaciones por la paz en Siria y la defensa de la libertad religiosa.
El mandatario socialista no aclaró si habían abordado los asuntos que irritan a los católicos franceses, como la flexibilización del aborto y el proyecto de ley que introduce una forma de eutanasia.
Hollande solicitó en cambio al Vaticano que reciba a la oposición siria, en el marco de las negociaciones de paz tras tres años de conflicto en Siria.
"Manifesté el deseo de que el Vaticano reciba a la Coalición Nacional Siria", declaró.
"La conferencia de Ginebra debe volcarse hacia la transición. Tenemos que hacer todo lo posible para frenar los combates y desplegar la ayuda humanitaria", agregó Hollande.
El presidente francés llegó en medio de un fuerte operativo de seguridad debido al explosivo de escasa potencia que estalló durante la noche en una calle del casco histórico de Roma, cerca a una iglesia francesa, aunque investigadores locales descartan que se trate de un gesto conectado a su visita.
En ese contexto fue registrada también la advertencia de la presencia de una bomba en el columnado de la plaza de San Pedro mientras se celebraba la reunión, lo que resultó una "falsa alarma".
Después del encuentro el Papa y Hollande aparecían más relajados y como es tradición intercambiaron regalos.
El mandatario socialista le regaló un elegante libro de "San Francisco de Asís" de Boutet de Monvel (1929).
"Es también su santo", le comentó el papa argentino al hacer alusión a su nombre, quien le donó las tradicionales medallas del pontificado.
El presidente francés presentó luego a la delegación que lo acompaña, entre ellos Manuel Valls, ministro del Interior y de Culto y Nicolas Hulot, designado para la protección del planeta.
De la delegación formaba parte el padre Georges Vandenbeusch, que el papa argentino abrazó calurosamente.
El religioso fue liberado a finales de diciembre tras haber sido secuestrado en Camerún.