El Papa Francisco finalizó este sábado su gira por Egipto con una misa al aire libre para la comunidad católica de El Cairo. A pesar de que la mayoría de la población es musulmana, el Pontífice se dirigió a unos 15.000 fieles en el Estadio del Aire, donde dijo que la verdadera fe es la que conduce a "vivir la cultura del encuentro, el respeto y la hermandad". Egipto cuenta con una comunidad católica de unos 272.000 personas, es decir, el 0,3% de la población. En tanto, el 85% de ella practica el Islam.
El Papa Francisco estuvo constantemente con un amplio despliegue policial y de seguridad, debido a los atentados de bomba reivindicados por el Estado Islámico que ocurrieron hace tres semanas en dos iglesias al norte del país y que causaron la muerte de 45 personas. El estadio donde se realizó la misa estaba prácticamente blindado, con tanques y helicópteros militares que sobrevolaban la zona.
A pesar del riesgo, el Pontífice desafió las preocupaciones y decidió no utilizar el papamóvil, blindado y que ocupado por sus antecesores. El Pontífice saludó a los asistentes a bordo de un carro de golf descapotable y se detuvo para acercarse a niños, vestidos de dorado, y fieles. Desde primera hora del sábado, miles de personas pasaron varios controles de la policía para llegar al lugar.
El Papa Francisco, que llegó el viernes a Egipto para promover la paz y la armonía entre musulmanes y cristianos, instó a ser buenos con sus compatriotas. "En el otro no hay un enemigo al que hay que vencer, sino a un hermano al que hay que amar", señaló.
Además, dijo que "para Dios es mejor no creer que ser un falso creyente, un hipócrita" y que "no sirve rezar si nuestra oración a Dios no se transforma en amor". El Papa condenó el extremismo y afirmó que a "Dios le agrada sólo la fe profesada con la vida, porque el único extremismo admitido por los creyentes es el de la caridad. Cualquier otro extremismo no viene de Dios y no le gusta a él". "La verdadera fe", dijo, "es la que se vuelve más caritativa, más misericordiosa, más honesta y más humana".
La visita del Pontífice, el segundo Papa que pisa Egipto después de Juan Pablo II en 2000, es sumamente simbólica y muestra su respaldo a los cristianos del país, además de desafiar al Estado Islámico. La filial del grupo yihadista en Egipto ha prometido perseguir a los cristianos para castigarlos por su apoyo al Presidente, Abdel Fatah al Sisi. La Península del Sinaí, donde se encuentra la mayoría insurgencia islamista, ha sido el epicentro de los ataques contra los cristianos, lo que ha obligado a muchas familias a huir del lugar.
En su visita, el Papa Francisco se reunió el viernes con Al Sisi, a quien agradeció los esfuerzos que está haciendo en la lucha contra el terrorismo, y con el Papa copto Teodoro II. Allí pidió a los líderes musulmanes que renunciaran al fanatismo religioso que lleva a la violencia y criticó los "populismos demagógicos" que no ayudan a "consolidar la paz y la estabilidad".