"El Niño que nace nos interpela: nos llama a dejar los engaños de lo efímero para ir a lo esencial, a renunciar a nuestras pretensiones insaciables, a abandonar las insatisfacciones permanentes y la tristeza ante cualquier cosa que siempre nos faltará". Con esas palabras, el Papa Francisco marcó el énfasis de su mensaje en la Misa del Gallo, celebrada esta noche en el Vaticano.

El Papa enfocó sus palabras en los niños en problemas y que sufren, haciendo alusiones a los bombardeos en Siria y la crisis migratoria en Europa.

"Dejémonos interpelar por el Niño en el pesebre, pero dejémonos interpelar también por los niños que, hoy, no están recostados en una cuna ni acariciados por el afecto de una madre ni de un padre, sino que yacen en los escuálidos "pesebres donde se devora su dignidad": en el refugio subterráneo para escapar de los bombardeos, sobre las aceras de una gran ciudad, en el fondo de una barcaza repleta de migrantes", señaló.

Además, Francisco también planteó su rechazo al aborto. "Dejémonos interpelar por los niños a los que no se les deja nacer, por los que lloran porque nadie les sacia su hambre, por los que no tienen en sus manos juguetes, sino armas", afirmó.

Mañana, el Papa enviará su tradicional mensaje Urbi et Orbi desde la Plaza de San Pedro.