Con menos concurrencia de la que se esperaba, esta mañana el Papa Francisco ofició la última misa de su gira por Chile y dedicó fuertes palabras de apoyo a inmigrantes que residen en el país. "No hay alegría cristiana cuando se cierran puertas", dijo en la homilía que pronunció en la Misa por la Virgen del Carmen en Iquique.
Así, el Pontífice llamó a dar hospitalidad a los extranjeros, a aprender de todo lo que tienen que aportar y a condenar las injusticias que se cometen.
"Hermanos, Iquique es tierra de sueños, eso significa el nombre en aymara. Tierra que ha sabido albergar a gente de distintos pueblos y culturas que han tenido que dejar a los suyos, marcharse. Una marcha siempre basada en la esperanza por obtener una vida mejor, pero sabemos que va siempre acompañada de mochilas cargadas de miedo e incertidumbre por lo que vendrá", dijo el obispo de Roma.
Según dijo Francisco, los inmigrantes que llegan diariamente a Chile son la imagen de la "Sagrada Familia que tuvo que atravesar desiertos para poder seguir con vida".
Por este motivo, agregó, se debe buscar que la tierra de sueños, "siga siendo también tierra de hospitalidad. Hospitalidad festiva, porque sabemos bien que no hay alegría cristiana cuando se cierran puertas; no hay alegría cristiana cuando se les hace sentir a los demás que sobran o que entre nosotros no tienen lugar".
Además, llamó a condenar las injusticias que se cometen en contra de quienes llegan al país: "Estemos atentos a las nuevas formas de explotación que exponen a tantos hermanos a perder la alegría de la fiesta. Estemos atentos frente a la precarización del trabajo que destruye vidas y hogares. Estemos atentos a los que se aprovechan de la irregularidad de muchos inmigrantes porque no conocen el idioma o no tienen los papeles en «regla». Estemos atentos a la falta de techo, tierra y trabajo de tantas familias".
"Al igual que ellos, no tengamos miedo a «dar una mano», y que nuestra solidaridad y nuestro compromiso con la justicia sean parte del baile o la canción que podamos entonarle a nuestro Señor. Aprovechemos también a aprender y a dejarnos impregnar por los valores, la sabiduría y la fe que los inmigrantes traen consigo. Sin cerrarnos a esas «tinajas» llenas de sabiduría e historia que traen quienes siguen arribando a estas tierras. No nos privemos de todo lo bueno que tienen para aportar", añadió.