El Papa Francisco presidió hoy en la Basílica de San Pedro la ceremonia de la Pasión de Cristo del Viernes Santo sin pronunciar catequesis alguna y atendiendo a la incisiva homilía del predicador de la Casa Pontificia, quien criticó desde el púlpito a los hombres de poder y al "dios dinero".
Bergoglio, como ya hiciera el pasado año en su primer Viernes Santo como pontífice, volvió a postrarse en el suelo vestido con los paramentos rojos para orar con el rostro sobre un cojín de terciopelo ante el Altar de la Confesión, bajo el que descansan, según la Iglesia, los restos del Apóstol Pedro.
El color rojo de la vestimenta del papa, símbolo de la caridad, se emplea, además del Viernes Santo, en otras celebraciones, como el domingo de Pentecostés.
Tras la lectura de la Pasión de Cristo, el predicador de la Casa Pontificia, el franciscano capuchino Raniero Cantalamessa, pronunció una incisiva homilía en la que aseguró que "el 'dios dinero' se encarga de castigarse a sí mismo y a sus propios adoradores".
En este sentido, criticó a aquellas personas que se han aprovechado de ocupar cargos de responsabilidad para amasar sus propias fortunas.
"Hombres colocados en puestos de responsabilidad que no sabían en qué banco o paraíso fiscal amasar los beneficios de su corrupción se han visto de pronto sentados en el banquillo de los acusados o en prisión. ¿Por qué lo han hecho? ¿Valía la pena? ¿Han beneficiado a sus familias?", preguntó Cantalamessa desde el púlpito.
Además, el capuchino subrayó que el verdadero anticristo es el dinero, "el dios visible".
"Lo dice claramente Jesús. Nadie puede servir a dos patrones. No podéis servir a Dios y a Mammón (término bíblico para representar la avaricia material). Detrás de cada mal de nuestra sociedad está el dinero", concluyó Cantalamessa.
El Papa Francisco escuchó la homilía sentado con rostro severo bajo la escultura de San Pedro.
La Liturgia del Viernes Santo es la única del año en la que no hay consagración, pero sí comunión y precede al viacrucis, que tendrá lugar esta noche en el Coliseo romano.
En esta celebración frente al Anfiteatro Flavio, símbolo de la persecución de los primeros cristianos, el papa tampoco pronunciará homilía, según explicó esta mañana el portavoz vaticano, Federico Lombardi.