Una bandera de 12 metros por tres del fútbol de club San Lorenzo está colgada bajo el pórtico de la plaza San Pedro. Termos de agua para el mate, banderas albicelestes entre las columnas y hasta un coche de guagua con una foto del "Che" Guevara colgada al lado del rosario. Esperando la bendición urbi et orbi, se escucha casi sólo el castellano hablado en voz baja con acento argentino.

Los 12.000 kilómetros que separan Roma de Buenos Aires desaparecen cada domingo a las 12, cuando el Papa se asoma. Apenas su silueta se ve atrás de la ventana de los departamentos pontificios, una ola de abrazos, saludos y aplausos se desata con gran alegría en la plaza. Ayer, día de audiencia papal como todos los miércoles, en la vereda de la vía della Conciliazione, que llega al Vaticano, se escuchaba repetidamente la palabra el Ciclón. Todos estaban enterados de que había una visita de una delegación del Ciclón, o sea del equipo de fútbol argentino San Lorenzo de Almagro. Todos lo llaman "la squadra ("el equipo") del Papa". En un encuentro privado de algo más de media hora, el Pontífice recibió a una delegación de cinco personas del club, presidida por su presidente, Matías Lammens, quien le entregó al Papa la camiseta del San Lorenzo y el trofeo original obtenido el fin de semana por el equipo, que se coronó como campeón de Argentina por primera vez en seis años. "Están locos por venir hasta acá para traerme la copa" bromea el Papa, contaron los dirigentes, quienes también señalaron que el Papa les dijo que pretendía visitar Argentina en 2016. Un viaje donde también podría ir a Chile. Sin embargo, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, dijo que no había nada programado.

"Somos de la misma hinchada del Papa" canta feliz una familia porteña que llegó desde Buenos Aires con el nuevo vuelo directo que Aerolíneas Argentinas acaba de agregar para hacer frente al aumento de turistas hacia Roma. "Son cinco vuelos semanales ahora desde Buenos Aires -dice Claudio, empleado de la oficina principal de la aerolínea en el centro de Roma- y van siempre repletos de gente".

"Me tomé vacaciones y viajé hasta acá para saludar al Papa", dice conmovida María Estela Lucarelli, orgullosa que el Papa sea originario de Flores. "Es mi barrio de toda la vida", no se cansa de repetir. "¿Saben ustedes que el Papa en Buenos Aires viajaba en el subte (el metro) y en colectivos (micros)?" pregunta a otros turistas en espera para cambiar la fecha de regreso.

El entusiasmo entre los fieles que suscitó el Papa se mide también con el aumento de turismo religioso hacia Roma. Un alza general del 10%, según los datos difundidos por el "Observatorio sobre el turismo" de la Región de Lazio (donde se encuentra Roma) que registró un clamoroso boom de afluencias desde Argentina. Desde marzo hubo un aumento del 64,5% de los turistas argentinos en Italia respecto al mismo período del año pasado, según los datos del Observatorio.

Guglielmo Parasporo, creador de la página web romanreference.com, líder en el sector de reservas por internet de alquileres temporales para turistas, confirma: "Desde el 13 de marzo hasta hoy llevamos un alza del 72% de las visitas desde Argentina y un aumento del 50% de turistas provenientes de otros lados de América Latina".

Parado frente a la muralla de piedra de la puerta Santa Ana, principal ingreso a la parte reservada del Vaticano, Valerio Tomassini, uno de los más jóvenes entre los uniformados de la gendarmería vaticana cuenta: "Veo muchos argentinos entrar aquí tres o cuatro veces a la semana para audiencias particulares". A menudo, quienes hacen llegar los pedidos a monseñor Marcelo Sánchez Sorondo -influyente obispo argentino y canciller de la Pontificia academia de las ciencias- son religiosos, algunos viejos amigos del Papa y una larga lista de políticos en espera.

Si los dueños de hoteles y restaurantes en Roma se felicitan de la nueva ola de turismo suscitada por Papa, los de Asís, ciudad natal de San Francisco, también están entusiasmados. "Hemos registrado un alza de las reservas del 60% desde marzo, la mayoría son de Latinoamérica" cuenta el dueño del hotel más famoso del centro de esa localidad. La crisis económica de Italia había golpeado a Asís, pero la noticia de la elección de un Papa que decidió llamarse Francisco, hizo multiplicar las ofertas de paquetes turísticos. Los franciscanos invitaron al Papa y su visita del 4 de octubre pasado -día de San Francisco- se siguió con fervor popular.