"Vos no te preocupes, mañana la encuentro", le dijo el papa Francisco del otro lado de la línea a una joven mujer que le había escrito desde Argentina para que llamara a su madre, desolada porque le robaron el dinero con el que pensaba viajar al Vaticano.
Al día siguiente, el Sumo Pontífice volvió a llamar a su casa y pudo dialogar con la mujer de 80 años, como por carta le había pedido su hija.
"Mi madre se puso a llorar. El Papa la tranquilizaba. Entonces ella le pidió que rece por Argentina porque no estamos en un buen momento. A lo que Francisco respondió: 'No, si en eso de estar mal somos campeones, salimos de una y caemos en otra'", relató Gabriela Pousa, la hija de la anciana, según lo describió el diario Clarín de Buenos Aires.
María Teresa Celina Fernández recibió el jueves pasado la llamada del Papa, luego de que su hija le escribiera a Jorge Bergoglio dos carta para pedirle el favor de que telefoneara a su madre el día de su cumpleaños.
En agosto pasado, la jubilada había sido víctima de un secuestro "virtual", como lo llaman en Argentina, cuando delincuentes le llamaron por teléfono y le hicieron creer que tenían cautiva a su hija. Le hicieron entregar un rescate -el dinero que tenía ahorrado- cuando en realidad no había nadie de rehén.
Pousa le había contado al Papa epistolarmente lo sucedido con su madre. "Una palabra suya sería sanadora", le escribió.
La anciana le habló al sumo pontífice sobre la inseguridad. "Sé bien lo que pasa", le contestó Francisco, según la hija de la jubilada, que vive en el barrio porteño de Palermo.