Unos 20.000 enamorados se congregaron este viernes en la plaza de San Pedro para celebrar con el Papa Francisco el día de San Valentín, una ceremonia inédita en el Vaticano.

Se trata de la primera vez que un Pontífice celebra la fiesta de los  enamorados, hasta ahora considerada sobre todo un evento comercial, aunque  conmemora a un obispo y mártir católico del siglo III. 

El Papa latinoamericano quiso transformar el evento en un encuentro alegre para celebrar el compromiso hecho por todas las parejas de casarse en los próximos meses.

La idea fue lanzada por el Pontificio Consejo para la Familia y el acto  estaba programado en la sala Pablo VI. Pero debido al elevado número de  adhesiones el evento tuvo que ser trasladado a la plaza de San Pedro. 

Las parejas, provenientes de 28 países, van a contar anécdotas de la propia  historia de amor, leerán poesías y entonarán canciones, antes del saludo del Papa.

El encuentro, que se celebra bajo un sol resplandeciente pese a que el mes de febrero suele ser el más frío del año en Italia, concluirá con una oración  especialmente compuesta para ese día y la bendición del pontífice.

Todas las parejas recibirán como regalo un pequeño cojín blanco de seda -con el escudo pontificio bordado y la firma del Papa Francisco- que servirá  para poner los anillos el día del matrimonio. 

"El éxito obtenido con esta iniciativa demuestra que hay jóvenes en todo el mundo que van contracorriente y que desean que el propio amor dure para siempre, aunque el mundo contemporáneo no cree en los lazos duraderos", comentó  el presidente del Consejo Pontificio para la Familia,  el religioso Vincenzo  Paglia.