Con los ojos del mundo puestos sobre cada uno de sus pasos, el Papa Francisco dio ayer inicio a su intenso recorrido de tres días por Tierra Santa. En Jordania, la primera parada de su apretado itinerario, el Papa enfatizó que es "más necesario que nunca una urgente solución pacífica a la crisis siria, como así también una justa solución al conflicto israelí-palestino".
Apenas pisó tierra firme en el aeropuerto de Amán, el Papa Francisco recibió orquídeas negras a manos de dos niños, en representación de Jordania. Desde ahí, el príncipe Gazhi bin Muhamman, miembro de la familia real, lo recibió para acompañarlo a la ceremonia de bienvenida en el palacio real Husseini, donde el líder de la Iglesia católica se reunió con el monarca hachemita de Jordania, Abdalá II, quien lo esperaba junto a la reina y sus tres hijos. Frente a la dinastía hachemita, el Papa Francisco destacó a Jordania por dar "una generosa recepción a una gran cantidad de refugiados palestinos, iraquíes y procedentes de otras áreas de crisis, en particular de la cercana Siria".
En la ocasión, le dedicó un saludo especial a los cristianos de la región, quienes a pesar de ser minoría pueden "profesar con tranquilidad su fe". Además, le agradeció al rey Abdalá su papel de guía en la mediación de las religiones judía, cristiana y musulmana. Por su parte, el rey hachemita dijo sentirse honrado de ser el primer país musulmán que recibe su visita, anticipando un continuo trabajo en conjunto para evitar los "terribles costos de las divisiones religiosas sectarias".
Durante la tarde, el Papa se dirigió al estadio internacional de Amán en un vehículo abierto, lo que le permitió ir saludando a la gente que lo recibía con ovaciones, mientras muchos agitaban banderas.
En el estadio, el blanco y el amarillo, los colores del Vaticano, recibieron al Pontífice. Allí, el Papa efectuó una homilía.
"La paz no se puede comprar, no se vende", afirmó el Papa en italiano, cuyos dichos eran traducidos al árabe por un clérigo local. "Se trata de un don que debemos construir mediante gestos grandes y pequeños en nuestra vida cotidiana".
En una región donde los conflictos políticos y religiosos abundan, el Papa Francisco recalcó que el camino de la paz "se consolida si reconocemos que todos tenemos la misma sangre y formamos parte del género humano".
El Papa realizó estas reflexiones ante miles de jordanos, refugiados y peregrinos que viajaron desde Europa. Entre ellos, y finalizada la misa, más de 1.400 niños y niñas se enfilaron para recibir uno a uno la primera comunión.
Hoy es el día que más expectación genera el viaje, que el mismo Papa Francisco catalogó como "estrictamente religioso". Tras su llegada a Belén, el Papa Francisco celebrará una misa en la Plaza del Pesebre de Belén. Luego, realizará una visita a la Basílica de la Natividad y terminará con un encuentro con niños de campos de refugiados.
Horas más tarde, aterrizará en Israel, donde concretará un encuentro con el Patriarca de Constantinopla, para conmemorar el aniversario número 50 del encuentro del Papa Pablo VI con el Patriarca Atenágoras.