Es la primera vez que un Papa toca suelo birmano. El Papa Francisco aterrizó hoy en Rangún, Myanmar (ex Birmania), de mayoría budista, en medio de un complejo escenario que tiene como protagonista a la minoría musulmana rohingya y al jefe del Ejército birmano, Min Aung Hlaing, responsable de la represión a ese grupo.
"Jesús ha venido. Creo que el Papa nos traerá la paz a todos, incluidos a los rohinyás", dijo a EFE Stephn Baui Hrim, quien viajó a recibir al Pontífice desde el estado de Kayan. "Creemos que el
Papa traerá paz con él a nuestro país", dijo a la Agencia France Presse (AFP) Hla Rein, quien también viajó para asistir a la misa que sostendrá el Papa mañana.
Por eso las expectativas sobre la visita de Francisco eran altas. En ese sentido, se esperaba algún mensaje sobre la ofensiva militar contra los rohingya en el estado de Rakhine, liderada por el general Min Aung Hlaing (61), que ha provocado que desde agosto más de 620.000 personas abandonaran el país rumbo a Bangladesh. Naciones Unidas calificó esas operaciones como una "limpieza étnica" contra la comunidad rohingya, que no son reconocidos por el gobierno como ciudadanos birmanos. Sin embargo, el Ejército ha negado las acusaciones sobre represión y violaciones a los derechos humanos.
Pese a que inicialmente el encuentro entre el Pontífice y el líder del Ejército estaba previsto para el jueves, la reunión tuvo lugar hoy, a últimas horas de la tarde. Fueron 15 minutos en la residencia del arzobispo, pero no se entregaron mayores detalles. "Se ha hablado de la gran responsabilidad de la autoridad del país en este momento de transición", señaló el portavoz del Vaticano, Greg Burke.
Por su parte, el jefe del Ejército posteó en Facebook un mensaje, luego del encuentro con el Papa: "En Myanmar no hay discriminación religiosa en absoluto, de hecho hay libertad de religión.
Y el objetivo de cada soldado es construir la paz en un país estable". Min Aung Hlaing es considerado como el hombre más poderoso de Myanmar, puesto que este país sigue fuertemente controlado por las fuerzas militares.
Según The New York Times, el poder del general incluye el nombramiento de tres miembros claves del gabinete, la supervisión de la policía y los guardias fronterizos, y la presidencia de dos grandes conglomerados empresariales. Además, llena una cuarta parte de los escaños del Parlamento.
La iglesia católica birmana había pedido expresamente al Papa que no pronunciara el término rohingya durante su visita, con el fin de evitar una posible escalada de las tensiones religiosas. De todas formas, el Pontífice ya se había referido al conflicto previamente. "Llegan tristes noticias sobre la minoría religiosa de los rohingya. (...) Recemos por los hermanos rohingya", manifestó en un Ángelus el domingo 27 de agosto.
El Papa se trasladará hoy a la capital del país, Naipyidó, donde se reunirá con el Presidente, Htin Kyaw, y la líder, Aung San Suu Kyi (Nobel de la Paz en 1991), quien ha sido duramente criticada internacionalmente por su gestión en la crisis. Además, se reunirá con líderes religiosos birmanos. El coordinador del Centro Islámico de Myanmar, Al-Haj U Aye Lwin, adelantó que le pedirán al Pontífice que interceda en favor de la comunidad rohingya. "Le diré que pida a las autoridades que resuelvan el problema rohingya", señaló a EFE, Aye Lwin.
El Papa Francisco ha ejercido un rol como mediador de conflictos en otros países. En 2015 visitó Cuba, donde se refirió al restablecimiento de las relaciones entre La Habana y Estados Unidos.
En Colombia, durante su visita en septiembre pasado, también ejerció un rol predominante, cuando hizo un llamado a desistir del odio y unirse en la consolidación de la paz. También ha manifestado su preocupación por las tensiones entre EE.UU. y Corea del Norte, y tuvo un papel mediador, aunque hasta ahora sin éxito, en la crisis en Venezuela.