Papelucho regresa: la vigencia del niño que cumple 70 años

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Marcela Paz inauguró la saga en 1947. Ahora publican los inéditos Adiós planeta y Papelucho, Romelio y el castillo. Sobre su valor hablan autores e ilustradores como Catalina Bu, Francisca Solar, Roberto Fuentes y Gonzalo Martínez.




No era el momento. Una treinteañera María Ester Huneeus (1902-1985) apuntaba en una agenda, regalada por su futuro marido, la historia de un niño que cuenta sus vivencias a diario. El argumento central eso sí giraba en torno a la separación de los padres del personaje. Era la década del 30 y esa agenda fue el inicio de la vida de un histórico protagonista de la literatura infantil chilena.

Después de 14 años y de reescribir la historia, Huneeus con el seudónimo de Marcela Paz, envió su novela a un concurso. "Lo que sucede es terrible. Muy terrible y anoche me he pasado la noche sin dormir pensando en esto", dice Papelucho en la novela que obtuvo el segundo lugar de un concurso organizado por la editorial Rapa Nui, y que fue publicada en 1947.

El mencionado episodio del quiebre matrimonial de los padres de Papelucho nunca apareció. La narración publicada cuenta las aventuras del pequeño de ocho años cuyas historias ocurren casi siempre dentro de su cabeza.

"Fueron los primeros libros de un autor chileno que leí. Recuerdo con especial cariño Mi hermana Ji e Historiador", dice Francisco Ortega, autor de Mocha Dick y el personaje juvenil Max Urdemales. "Papelucho y el marciano debe ser una de las novelas chilenas más freak de la historia", agrega. Después de varios intentos de adaptación al cine, la película animada Papelucho y el marciano se estrenó en 2007.

Escrita con un lenguaje sencillo y directo, luego de su debut en 1947, el personaje continuó con Papelucho casi huérfano (1951). Le siguieron obras memorables, como Papelucho historiador (1955) -el más solicitado-, en una serie conformada de 12 títulos. Hace más de 40 años finalizaba con Papelucho ¿soy dix leso? (1974). La saga le valió a Marcela Paz el Premio Nacional de Literatura en 1982. Tres años después murió con 83 años.

Sin embargo, dos historias inéditas hacen que Papelucho, junto a su hermana Ji y la Domitila, regresen. Son los libros Adiós planeta y Papelucho, Romelio y el castillo. Ambas narraciones habían sido presentadas parcialmente a los lectores en el suplemento Icarito de La Tercera, entre 1979 y 1980. El primero cuenta el viaje de Papelucho a la parcela de su amigo Urquieta, luego de ganar una bicicleta en un sorteo. Mientras que en el segundo, Papelucho vive escenas de terror en la casa de Romelio. En el ejemplar, que en algún momento se llamó Papelucho doctor, el travieso niño se enfrenta a la diabetes, enfermedad que afectó a la autora y a algunos familiares.

Este sábado, a las 12.00 horas, ambos títulos serán presentados en la Feria del Libro de Santiago, en la Estación Mapocho. Además, allí se celebrarán los 70 años del niño, cuyos episodios han sido traducidos al inglés, francés, alemán, italiano, chino y japonés. "Creyéndome chori"; "Me miró sonrisosa"; "Tieso, patiabierto buscaba la salida", son algunas frases que aparecen en Papelucho, Romelio y el castillo.

"Papelucho decía los disparates que dice un niño, con la sinceridad de los niños", dice María José Ferrada. "En ese sentido, era un personaje muy real, como que Marcela Paz hubiera captado la esencia del niño desordenado y también su ternura", agrega la autora de El lenguaje de las cosas.

Siempre risotadas

En las últimas décadas se han sumado varias sagas que venden millones de ejemplares. Desde Harry Potter a Crepúsculo. Por más de medio siglo, también Papelucho ha tenido que competir.

"Si bien varias de sus historias podrían considerarse obsoletas, su actitud fue vanguardista en su tiempo y hoy sigue resonando", cree Francisca Solar, autora de novelas como La séptima M.

"Paradójicamente, mi acercamiento a la literatura infantil sucedió recién en mi juventud. Me encantó y lo disfruté un montón", recuerda.

"Para mí fueron vitales. Como los leí muy chico siempre creí que quien los escribía era Papelucho, por lo tanto, Marcela Paz era un agregado, nadie importante", dice Sergio Gómez, autor de las novelas gráficas Quique Hache, ejemplares que son ilustrados por el dibujante Gonzalo Martínez. "Las primeras risotadas que me arrancó la lectura fueron con Papelucho. Hasta me motivó a escribir un diario, pero al darme cuenta que mi vida no era tan entretenida como la de Papelucho, lo dejé", cuenta Martínez.

Sobre su vigencia o no, el escritor Roberto Fuentes, autor de las novelas juveniles Estrella y Küyen, cree que Papelucho "es un clásico y seguirá identificando a los niños, así como el joven protagonista de El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. Los niños son curiosos y no hay nadie más curioso que Papelucho. Con eso basta".

Catalina Bu, ilustradora de 28 años, dice que Papelucho fue importante para su formación. "Fue mi primer acercamiento a la literatura y al dibujo", señala. "Estaba en todas las casas de mis amigos, era muy popular, trascendía todo... Papelucho no va a morir, ya se quedó para siempre con nosotros", agrega la autora de Diario de un solo.

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