El dopaje es uno de los karmas más grandes que un deportista puede cargar. Muchos de ellos definitivamente ven sepultadas su imagen y su carrera. Otros, intentan volver, pero ya no son los mismos; mientras que un tercer grupo se rebela frente a este escenario adverso.
"Durante toda mi carrera he intentado hacer las cosas bien, y todo el mundo lo reconoce. Ver que la gente pensaba que era un tramposo y un dopado, fue duro". Así, relataba su calvario el tenista croata Marin Cilic.
El balcánico había sido sancionado por ingerir -sin darse cuenta- un metabolito de niketamida, un estimulante prohibido. La Federación Internacional de Tenis (ITF) lo sancionó con nueve meses de suspensión, justamente en el mejor momento de su carrera.
Cilic apeló a la condena ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo, que acogió el reclamo y consideró "desproporcionado" el castigo de la ITF, por lo que decidió rebajar la pena a cuatro meses.
Su revancha la tuvo en la cancha. Al regresar al circuito, en octubre del año pasado, había perdido 34 puestos y se ubicaba en el 47º lugar del ranking. En ese escenario, se propuso jugar el mejor tenis de su vida para recuperar el respeto perdido. Y lo consiguió. Hace 10 días ganó con autoridad el Abierto de Estados Unidos, el primer Grand Slam de su carrera, y alcanzó el noveno lugar de la clasificación.
Contador y Gay
El último fin de semana, el español Alberto Contador ganó por tercera vez en su carrera la Vuelta a España, una de las tres pruebas más grandes del ciclismo, donde el consumo de sustancias prohibidas es un invitado frecuente.
En el caso del oriundo de Pinto, el dopaje apareció en 2010, después del Tour de Francia. Un examen arrojó positivo por clembuterol. Tras una serie de apelaciones, fue sancionado por dos años y debió devolver una corona del Tour y otra del Giro de Italia, además de todos los premios en dinero que recibió.
Volvió en 2012 y lo hizo ganando la Vuelta a España. Después lograría otros importantes triunfos.
Otro célebre episodio es el del triple campeón mundial de atletismo Tyson Gay, a quien el año pasado se le detectaron esteroides. Recibió una suspensión de un año y en julio regresó a las pistas. Pocos días después ganó los 100 metros del Meeting de Montreuil, Francia.
Denisse van Lamoen era una de las mayores promesas del tiro con arco hasta que en 2002 un examen arrojó positivo por consumo de anfetaminas. Estuvo suspendida por un año y debió enfrentar las miradas inquisidoras de la opinión pública.
Al igual que Cilic, trabajó duro por una revancha, la que llegaría nueve años después, cuando se adjudicó el Campeonato Mundial de Turín. Ese inédito logro, además, le valió ser reconocida con el premio a la Mejor de las Mejores 2011, otorgado por el Círculo de Periodistas Deportivos.
Felipe Fuenzalida, psicólogo deportivo del Comité Olímpico de Chile, explica las razones por las que los deportistas pueden superar estos episodios por más traumáticos que hayan sido.
"En general, los deportistas de alto rendimiento de primera línea son capaces de revertir situaciones negativas y el doping es un punto de inflexión en su biografía. Sin embargo, ellos logran resignificarlas y reconfigurarse", señala. Y agrega: "Ellos tienen una alta resiliencia, que les permite reconvertir esa experiencia, generar aprendizajes, transformarla en un desafío y reposicionarse para sacar lo mejor de sí".