"Ustedes deberán realizar un nuevo estudio vial. No hay otra salida". Con estas palabras, pronunciadas y repetidas casi a coro por los técnicos del Estado durante la mañana del 9 de junio, el gobierno complicó el más ambicioso negocio inmobiliario de las últimas décadas: la torre Titanium La Portada, el segundo rascacielos más alto del país, erigido en el corazón del barrio financiero de Santiago y cuya obra gruesa ya está concluida.
La respuesta fue el corolario de una larga discusión que tuvo como escenario las oficinas de la Unidad Operativa de Control de Tránsito (UOCT), entre los funcionarios públicos y un equipo de asesores de la constructora Sencorp, quienes habían concurrido para plantear que necesitaban proseguir con la terminación del gigante de concreto y cristal de 52 pisos de altura y siete subterráneos.
Ello, debido a que para materializar la apertura comercial del edificio, la constructora Sencorp (controlada por el arquitecto y empresario Abraham Senerman y el holding Bethia) deberá cumplir rigurosamente con las 16 exigencias impuestas por la autoridad para evitar que los 1.500 estacionamientos que proyecta provoquen un verdadero colapso en tránsito.
Entre las obras que los organismos públicos exigieron a la constructora aparecen dos de vital relevancia: el segundo puente sobre el río Mapocho a la altura de Avenida El Cerro y el ensanche de Vitacura.
Según el informe de aprobación del estudio de impacto vial (trámite que debe cumplir todo proyecto inmobiliario con más de 200 estacionamientos) de Titanium, aprobado el 20 de octubre de 2006, la puesta en marcha de la obra "está condicionada a la situación base (...) que deberá estar ejecutada en el momento en que el proyecto inicie su operación".
Pero el problema radica en que ambas iniciativas estaban incluidas en el plan de mitigaciones viales planteadas antes por otro gigante del sector: el mall Costanera Center, impulsado por Cencosud, obra que se encuentra paralizada desde enero pasado.
Un dato no menor radica en que según la planificación del proyecto, Titanium La Portada debiera iniciar operaciones al cabo del primer trimestre de 2010, por lo que paralizar ahora afectaría el negocio.
Fuentes ligadas a la inmobiliaria señalan que "Titanium está cumpliendo con todos los plazos estipulados. El plan de mitigación vial estaba listo desde un comienzo de las obras".
GESTIONES
Fue por este contratiempo que los asesores de la constructora Sercorp citaron a los representantes de las entidades públicas encargadas de fiscalizar la obra (Transportes, OO.PP. y el municipio de Las Condes, entre otros) para explorar vías de solución.
En la reunión se solicitó la puesta en marcha gradual, quedando a la espera de que Cencosud completara las suyas. Sin embargo, la negativa de las autoridades no se dejó esperar y solicitaron la realización de un nuevo estudio de impacto vial que no considerara el puente como solución.
La postura de la autoridad implica que habrá que realizar otro estudio, cuya duración estándar alcanza los 150 días, "pero con la saturación actual del sector esto podría llegar a dos años", dijeron en el gobierno.
La cita significó una señal de alerta para Abraham Senerman y el holding Bethia, titulares de la iniciativa, puesto que desde que Cencosud -controlado por Horst Paulmann- decidió detener las obras de construcción de Costanera Center, su proyecto se erigió como ícono nacional de la resistencia a la crisis en Chile.
Según cuentan quienes conocen el desarrollo de los eventos, cuando se estaba planificando La Portada en 2005, Cencosud ya estaba discutiendo sus propias obras viales de mitigación, las que incluían el puente sobre el río Mapocho, el ensanche de Vitacura y el cambio de perfil de Avenida Tajamar.
Debido a la envergadura de las obras exigidas a Cencosud (abarcaban unos US$ 30 millones de inversión vial en torno al futuro mall), la autoridad sugirió a Senerman que usara como escenario base estas mismas obras: "que sea como si el puente ya estuviera", les dijeron a sus asesores.
Así, Sencorp terminó presentando un estudio vial que significaría una treintava parte de la inversión que se le exigió a Paulmann (US$ 1 millón).
Sin embargo, la paralización de Costanera Center y, por consiguiente, la suspensión del puente dejaron en compás de espera a Titanium. A ello se añade otro problema: Sencorp tiene comprometido el 80% del rascacielo al fondo alemán Deka, acuerdo que debiera cerrarse a fines de 2010.
Consultados al respecto, fuentes ligadas al proceso dijeron que los plazos estipulados entre Titanium y el fondo Deka son bastante amplios, por lo que no existe ningún problema con el cumplimiento de los contratos.
"El propietario va a presentar su solución evaluándola sin el puente, por lo tanto, puede surgir algún complemento necesario adicional", advirtió Pablo de la Llera, asesor urbano de la Municipalidad de Las Condes.