Su tesis de medicina fue un estudio experimental de las conexiones del hipocampo y las estructuras del cerebro. Veinte años después, en 1985, identificó unas células de largas fibras nerviosas que permiten reconocer aromas y que bautizó células olfatorias envolventes.
Hoy, el director del Departamento de Regeneración del Instituto de Neurología del University College de Londres, Geoff Raisman, consiguió gracias a estas células que un hombre parapléjico pudiera caminar.
Darek Fidyka, un búlgaro de 38 años, recibió hace cuatro años una puñalada en la espalda que cortó la médula espinal y lo dejó sin movimiento desde la cintura hacia abajo. Médicos polacos y británicos, dirigidos por Raisman, probaron en él una innovadora técnica que sólo se había practicado en animales.
Utilizaron células olfatorias -las mismas que Raisman había identificado- y las trasplantaron en el lugar dañado de la médula ósea (ver infografía), permitiendo la reconexión del sistema nervioso en la zona dañada. Fidyka recibió en total 100 microinjertos, que le permitieron -a los seis meses de iniciada la terapia- dar sus primeros movimientos. "Cuando apenas puedes mover la mitad de tu cuerpo te sientes impotente, pero cuando comienzas a sentirlo de nuevo es como si volvieras a nacer", señaló Fi-dyka. A las seis semanas de la intervención ya se establecía la conexión de la médula; a los tres meses, el muslo izquierdo comenzó a aumentar de tamaño por el ejercicio al que estaba siendo sometido (cinco horas diarias). A los seis meses caminaba apoyado en barras paralelas, y a dos años de la intervención, ya lo hace apoyado en un andador, conduce su auto y su función sexual y digestiva están de vuelta.
"Es inmensamente gratificante ver que los años de investigación han permitido desarrollar una técnica segura para el trasplante de células en la médula espinal. Creo que nos encontramos en el umbral de un avance histórico y que la continuación de nuestro trabajo será de gran beneficio para la humanidad", señaló Raisman, cuyo próximo objetivo es hacer del procedimiento una cirugía rutinaria.
Pawel Tabakow, neurocirujano del Hospital Universitario de Breslavia, donde se realizó el trasplante, dijo que "es increíble ver cómo la regeneración de la médula espinal, algo que hace años se pensaba era imposible, se está volviendo una realidad".
IDENTIFICAR OLORES
En la nariz de ratones, perros, humanos y otros animales existen millones de células olfatorias que se regeneran cada 30 días y que son una especie de neuronas con un largo axón (cable) que llega hasta el cerebro. Esta extensa conexión eléctrica permite que las moléculas químicas que pasan por la nariz se transformen en olores identificables por el cerebro.
Según José Ignacio Moretti, neurocirujano del Hospital del Trabajador, las terapias celulares funcionan porque se usan células que todavía no están diferenciadas (células madre), que se pueden inducir y generar neuronas motoras, como en este caso. "Para aplicar este tipo de terapia debe existir no sólo un aparataje médico y tecnológico, sino que también colaboración científica de parte de laboratorios celulares y biomoleculares", dijo. Hoy, la principal dificultad que deben enfrentar los neurocirujanos para tratar a pacientes con paraplejia es precisamente la imposibilidad de regenerar la médula. "El tejido nervioso no se puede regenerar en el cuerpo. Hoy se puede trasplantar de todo, intestino, corazón, pero no cerebro. Conseguir células que se diferencien y que suplan este impedimento es una primera etapa", dijo Moretti.