Con un lazo amarillo en la silla de los diputados ausentes se inauguró este miércoles la doceava legislatura en el Parlamento de Cataluña, donde el diputado de Esquerra Republicana (ERC), Roger Torrent, de 38 años, se convirtió en el presidente más joven de la Cámara.
Después de una primera votación en que ninguno de los candidatos obtuvo mayoría absoluta, se procedió a una segunda vuelta donde Torrent se impuso por 65 votos frente a los 56 que obtuvo el candidato de Ciudadanos, José María Espejo-Saavedra. Los de Catalunya en comú, que se comprometieron a desmarcarse de ambos bloques, votaron en blanco en todas las votaciones.
Sin embargo, el candidato de Ciudadanos recibió un voto menos en la segunda votación. Por ello, se deduce que uno de los diputados de la mayoría constitucionalista se sumó a la abstención a última hora.
Antes de tomar la posesión del cargo, Torrent conversó por teléfono con el ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Y es que el nuevo mandato no empezó en condiciones normales. De hecho, faltaron los tres diputados encarcelados y parte del gobierno que se encuentra aún en Bruselas. La elección de los miembros de la Mesa que acompañarán a Torrent tampoco reveló ninguna sorpresa: cuatro asientos para el grupo independentista y tres para el bloque constitucionalista.
La sesión de constitución de la Cámara finalizó con un discurso de Torrent en el que aseguró que quiere "contribuir a coser la sociedad catalana". Asimismo, dijo que "en el Parlament se ha de poder hablar de todo". Y también recordó que en su mandato como alcalde en Sarriá de Ter (Girona) siempre tendió la mano a todo el mundo y se comprometió a seguir haciéndolo como presidente de la Cámara.
Después de la represión policial del 1 de octubre, la aplicación del Artículo 155 y las elecciones del 21 de diciembre, el nuevo gobierno de Cataluña deberá hacer frente a una sociedad dividida, plural y compleja.
Delegación del voto
Antes de iniciarse la votación, el republicano Ernest Maragall tomó la palabra como presidente de la Mesa con un discurso reivindicativo sobre la autodeterminación de Cataluña que levantó quejas entre la oposición. "Sabemos qué podemos esperar de Europa. El voto del 21-D es la confirmación del 1 de octubre. Es un buen mapa de la sociedad catalana de hoy, diversa y compleja", aseguró.
Después de su discurso, Maragall anunció que aceptaba la delegación del voto a Oriol Junqueras, Jordi Sánchez y Joaquim Forn; los tres diputados electos encarcelados. Maragall aseguró que la petición encajaba con el Reglamento del Parlament. Inés Arrimadas, cabeza de la oposición y líder de Ciudadanos, pidió la palabra para reclamar a la Mesa que reconsiderase su decisión. "No se puede empezar con mal pie porque las causas para delegar el voto están muy tasadas", dijo Arrimadas. A esta petición también se sumó el portavoz del Partido Popular, Santi Rodríguez. Finalmente, JxCat y ERC decidieron no pedir el voto delegado a los "exiliados". En esta elección no eran imprescindibles para asegurar la mayoría independentista en la Cámara ya que contaban con los votos en blanco de Catalunya en Comú. Sin embargo, ambas formaciones no descartan solicitarlos más adelante si necesitan más votos que la oposición para investir a Carles Puigdemont. En el caso que no se aceptara su petición, uno de los diputados de Bruselas tendría que renunciar a su escaño. Consciente de que su principal reto es recuperar la concordia con los grupos de la oposición en esta legislatura, Torrent envió un mensaje a los diputados que no le dieron su apoyo. "Intentaré ganarme esta confianza durante mi mandato. Tengo el compromiso de trabajar para todos", dijo. También aseguró que quiere contribuir en buscar el diálogo en la vida política catalana, que ha de tener un "espacio central" en la cámara. Torrent recordó que el Ministerio de Hacienda tiene intervenidas las finanzas catalanas desde la aplicación del artículo 155 de la constitución. Por ese motivo, aseguró que su primer objetivo será finalizar con la intervención de la autonomía catalana y trabajar para "recuperar las instituciones catalanas".
El nuevo presidente del Parlament concluyó su discurso con un "¡Viva la democracia y viva Cataluña!". A diferencia de su predecesora, Carme Forcadell, que en el arranque de su legislatura, proclamó: "viva la democracia, viva el pueblo soberano, viva la república catalana".