La Asamblea Nacional de Nicaragua refrendó hoy en forma definitiva un paquete de reformas a la Constitución Nacional que permiten la reelección indefinida del presidente Daniel Ortega y lo autorizan a gobernar mediante decreto con fuerza de ley.
El proceso de aprobación de las enmiendas se inició la víspera y concluyó este miércoles con la votación de una aplastante mayoría sandinista, que controla 63 de los 92 votos del plenario legislativo.
El debate de las reformas, en el que participaron sólo cuatro de los 29 legisladores de la oposición, permitió a la fracción oficialista aprobar 27 de los 51 artículos constitucionales propuestos para ser reformados, uno de los cuales autoriza al Ejecutivo a nombrar a militares y policías en servicio activo en cargos públicos.
Las enmiendas aprobadas en segunda legislatura y en forma definitiva también eliminan la segunda vuelta electoral y determinan que un candidato es vencedor en las elecciones presidenciales con una mayoría relativa de votos.
Extienden de cuatro a cinco años el período de los alcaldes, vice alcaldes y concejales y también prohíben que cualquier ciudadano ocupe la presidencia o cualquier cargo público mediante un golpe de Estado.
Castigan el "transfuguismo" (el cambio de bancada parlamentaria) para los diputados y funcionarios electos mediante el sufragio universal, entre otras enmiendas.
Los diputados opositores de la Alianza Partido Liberal Independiente (PLI) no participaron hoy en la sesión legislativa, en la que estuvieron presentes cuatro legisladores, dos independientes y dos del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), que permanecieron en el hemiciclo y votaron activamente, a veces en contra y otras veces a favor.
Durante el debate general de las enmiendas los diputados de la oposición insistieron en que estas reformas no son necesarias porque no traen ningún beneficio a los nicaragüenses.
El jefe de la bancada opositora del PLI, Wilber López, calificó las reformas de "aberrantes, ilegítimas, inconsultas e innecesarias".
López sostuvo que las enmiendas "no atienden las necesidades básicas de la nación en términos de lucha contra la extrema pobreza".
Por su parte, el miembro de la bancada opositora Eduardo Montealegre dijo que las reformas "podrían ser necesarias y urgentes para el gobernante de turno, pero no para los nicaragüenses, cuyas prioridades están alejadas de los intereses del dictador Ortega".
Las reformas tampoco contaron con la aprobación la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que en un mensaje a la nación indicó que no consideraban necesarias las reformas propuestas, "sobre todo cuando éstas reflejan la pretensión de un cambio sustancial e integral en el sistema político de Nicaragua, en un momento de evidente desmantelamiento institucional del país".
El presidente de la Asamblea Nacional, el diputado sandinista René Núñez, dijo tras la aprobación del último artículo de las reformas que "ahora el texto de la nueva Constitución será enviada a La Gaceta, diario oficial para su publicación y su entrada en vigencia".