El Parlamento escocés, donde los nacionalistas son la primera fuerza pero sin mayoría absoluta, votará este miércoles si reclama un segundo referéndum de independencia.
Si como se espera, los diputados verdes apoyan la solicitud de la primera ministra regional Nicola Sturgeon, la demanda prosperará y el gobierno de Theresa May tendrá que decidir si concede el segundo plebiscito de independencia de la región del norte.
"Que el gobierno británico impidiera que Escocia tenga la palabra, sería, en mi opinión, equivocado, injusto y profundamente insostenible", dijo Sturgeon en el debate parlamentario del martes.
Pero May ya ha afirmado que se opondrá a que el referéndum se celebre en el plazo que quiere Sturgeon, entre finales de 2018 y principios de 2019, porque la perspectiva de una ruptura tendría un impacto negativo en las negociaciones de divorcio con la Unión Europea, que estarán a punto de acabar o habrán justo finalizado.
Escocia rechazó la independencia en el referéndum de setiembre de 2014 (55%-45%), pero el Partido Nacional Escocés (SNP) de Sturgeon cree que la salida de la UE contra el parecer de la mayoría de los escoceses requiere que éstos se pronuncien de nuevo sobre su alianza con el resto del Reino Unido -Inglaterra, Gales, e Irlanda del Norte.
May acusó el viernes al SNP de librarse a un "nacionalismo obsesivo y divisivo", y defendió la "preciosa unión" que sostiene al país. Para ella, "no es el momento" de otro plebiscito.
En los últimos días, Sturgeon se ha mostrado abierta a cambiar la fecha dentro "de límites razonables".
Por otro lado, y pese al cambio de circunstancias que supuso la victoria del Brexit en el referéndum del 23 de junio, los sondeos no revelan un apoyo mayoritario de los escoceses a la independencia.