Uno de los mayores sindicatos de España, la Unión General de los Trabajadores (UGT), convocó a un paro del servicio de Metro de Madrid para el 18, 20 y 21 de agosto; Esta acción se une al que realizarán 60.000 trabajadores del servicio de asistencia en tierra de todos los aeropuertos españoles los días 18 y 26 de agosto por el incumplimiento del convenio del sector.
Esta situación complica a las auotoridades ya que coincidrán con la visita del Papa Benedicto XVI a Madrid en el marco de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), cuyo capítulo en Madrid es el 18 y 21 de agosto.
La consejera de Presidencia y Justicia de la región de Madrid, Regina Plañiol, calificó hoy de "inoportunos" los paros anunciados y confió en que los sindicatos convocantes "recapaciten".
Por su parte, el consejero delegado de Metro, Ignacio González, aseguró que el gobierno regional de Madrid garantizará "unos servicios mínimos" para que la movilidad durante la JMJ "sea posible" y el Metro funcione "con plena normalidad".
Estaba previsto que el servicio de Metro se reforzara durante la visita del Papa, al igual que ha ocurrido con actos sociales y deportivos anteriormente, por ejemplo, durante la final de la Liga de Campeones del año pasado. En cuanto a los paros aeroportuarios, los tres sindicatos convocantes insistieron hoy en que la huelga afectará a todos los aeropuertos españoles y a "todas las entidades de empleados del sector".
Según explicaron, además de los trabajadores de los servicios de facturación de pasajeros y asistencia a los aviones, el sector engloba también a empleados de "carga, correos, PMR (servicio de movilidad reducida) y pasarelas".
"INDIGNADOS"
Más allá de huelgas, la tercera visita de Benedicto XVI a España podría también verse empañada por las posibles protestas del movimiento de los "indignados", que en los últimos días ha vivido un resurgimiento. El municipio de la capital española pidió hoy que se frene toda manifestación que pretenda realizarse esos días. La protesta "se puede realizar en otro lugar y en otro momento sin ningún problema", argumentó el vicealcalde, Manuel Cobo.
Los "indignados", que han achacado a la visita de Ratzinger el desalojo de sus últimos reductos de la Puerta del Sol, el martes último, se han mostrado contrarios a presencia del Papa en Madrid por el elevado gasto millonario que eso conlleva.
Para el municipio madrileño, del conservador Partido Popular (PP), es "legítimo" que una "minoría" quiera expresar su oposición a la visita de Benedicto XVI, dijo Cobo, "pero desde luego no en las proximidades, no en el momento en que va a haber cientos de miles de personas celebrando justo lo contrario".
Más de 140 organizaciones se han adherido a la convocatoria de una manifestación contra la visita del Papa convocada en el centro de Madrid para la tarde del día 17, unas horas antes de que al mediodía siguiente aterrice el Papa en la capital española. Y esa convocatoria ha sido abordada en asambleas del "movimiento de los indignados" celebradas en los últimos días.
El gobierno regional de Madrid, también en manos del PP, pidió hoy al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero que ponga "todos sus efectivos" policiales a disposición de la JMJ ante posibles manifestaciones de los indignados, a los que exigió que "respeten los derechos de todos".
Por su parte, el Instituto de la Juventud (Injuve), dependiente del gobierno de Zapatero, pidió hoy respeto hacia los participantes en la JMJ. "El derecho a la crítica no se debe confundir con la impunidad para obstaculizar el normal desarrollo" de la cita, dijo su director, Gabriel Alconchel.