"Cuando entré por primera vez a San Rafael, en 1962, y vi esa belleza inconmensurable, con altas cumbres nevadas, vegetación llegando hasta las orillas de un mar que parecía un espejo, pero sembrado de témpanos de formas caprichosas y colores preciosos; al ver toda esa magnificencia, le dije a mi hermano: 'hay que hacer un barco cómodo que se parezca al Caleuche, donde se hagan fiestas, se coma bien y uno se divierta ganando dinero'", reconoce Constantino Kochifas (78), propietario de cruceros Skorpios.
Por ese entonces, navegaba desde Puerto Montt hacia Aisén transportando carga. Eran muchos los aventureros que se acercaban a pedirles que los llevaran hasta la laguna. "Como era tanta la demanda, preparamos la motonave Mimí, que era sólo carguera, con ocho camitas y tres baños y así empezamos a viajar, desde enero hasta marzo de 1976", dice este empresario que lleva 60 años surcando los mares australes.
Es innegable. Si bien el Parque Nacional Laguna San Rafael era un destino que ya en los años 70 se había descubierto para el turismo, no fue hasta que Kochifas lo conquistó que lo puso en el ojo del turismo internacional. En 33 años de comercialización, Skorpios ha transportado a más de 220.000 pasajeros, cifra única para el turismo local.
AÑOS DE ESFUERZO
"Cuando partí con turismo, me tildaban de loco, porque a veces salíamos con tres pasajeros. Y no lo estaba, porque el viaje lo financiaba con la carga que llevaba de Puerto Montt hasta Aisén. Llegar a San Rafael era apenas una pequeña vuelta", reconoce. Pescador, armador naviero y propietario de 26 buques de carga, Kochifas es una persona perseverante, aguda, detallista. Y un gran conversador y animador incansable de cada uno de sus viajes.
No desconoce que su imperio lo ha forjado a costa de sacrificios y mucho trabajo. De familia modesta, hijo de inmigrante griego avecindado en Chiloé, su madre murió cuando apenas era un niño. Su padre trabajó en criaderos de ostras, en viveros y recolección de mariscos, en la pesca, por lo que él y sus hermanos de pequeños supieron manejar las redes y moverse en el mar.
Dejó el colegio para limpiar mariscos. A los 13 años ya colaboraba con el sustento del hogar y el ahorro, ya que una frase de su padre fue casi una revelación: "Siempre hay que ahorrar porque el día de mañana nos podemos comprar una lancha. Las lanchas pueden hacer casas, pero las casas no pueden hacer lanchas".
La primera embarcación motorizada la compraron tras dos años, y padre e hijos se iniciaron en la pesca artesanal. Fueron los primeros en extraer calamares en Calbuco, que enviaban a restaurantes españoles en Santiago. Después trabajaron la merluza y el tollo, aprendieron a capturar la centolla y la sierra. A tejer redes, preparar espineles de hasta mil anzuelos. Con una segunda lancha se iniciaron en el transporte de carga desde los fiordos hasta del canal de Tenglo, en Puerto Montt.
EL IMAN DE SAN RAFAEL
Pero si en la motonave Mimí junto a su mujer (Mimí Cárcamo, con quien lleva más de 50 años de matrimonio y tiene cinco hijos, todos ligados a la empresa) inició sus primeras expediciones, con apenas 12 pasajeros, por años ideó la forma de construir un barco concebido exclusivamente para el turismo. Así nació el Skorpios I, que el 23 de septiembre de 1978 hizo su primer viaje con 40 pasajeros hacia la laguna San Rafael. Su sello rápidamente caló: excelente atención, gastronomía sabrosa y en abundancia y un paisaje sobrecogedor. Y el sello final frente al glaciar: el ritual "Skorpios 12 con 50", un brindis con whisky de 12 años con hielo de 50 mil.
El 5 de noviembre de 1988 inició su ruta el Skorpios II, llevando el servicio a un nuevo estándar. Y el éxito fue tal, que a los dos años comenzó a rondar la idea de construir un nuevo barco, el Skorpios III, esta vez más cómodo, sólo con camas bajas, para 100 pasajeros y más amplio. El 7 de septiembre de 1995 hacía su primer viaje a San Rafael. Actualmente, este barco realiza la ruta entre Puerto Natales y Puerto Edén.
Hace un tiempo, Constantino Kochifas definió el éxito de Skorpios con el humor que lo caracteriza: "Un 10% bar abierto, 30 de gastronomía, 30 de comodidades abordo y 30 de paisaje. Es la mezcla que hace bueno el producto".
50 AÑOS DEL PARQUE
A pesar de que su cara conocida es el glaciar y la laguna, el Parque Nacional Laguna San Rafael es bastante más que eso. Posee 1.740.000 hectáreas, siendo el más grande de la Región de Aisén y en él cohabitan belleza únicas, flora, aves marinas y terrestres, como albatros ceja negra, patos huala, cormoranes, entre otros.
Además, en su interior incluye Campos de Hielo Norte y el monte San Valentín, la cumbre más alta de los Andes australes.