Son las coníferas más australes del mundo y el 99% de su población mundial se encuentra entre las Regiones de Los Ríos y Magallanes. Sólo en Chiloé, el ciprés de las Guaitecas (ilgerodendron uviferum) cubre una superficie aproximada de 172 mil hectáreas, según Conaf.
Quizás por eso, este árbol, que puede vivir más de 800 años, se ha convertido en un emblema del Parque Tantauco, ubicado al sur de la Isla Grande. Un lugar donde esta especie -catalogada como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza- está protegida, aunque no por ello sin problemas de conservación.
Una serie de incendios forestales en la zona -producidos hace más de 70 años, para explotar su madera- acabaron con parte importante de este bosque, limitando su capacidad de regeneración.
Una tarea que desde 2008 intenta realizar Parque Tantauco a través de un plan de restauración de ecosistemas forestales que a la fecha ha logrado reproducir en viveros y reinsertar en su medio natural 95 mil plantas de ciprés de las Guaitecas, olivillos, canelos y coigüe chilote.
Andrés Caracciolo, encargado del plan, cuenta que el trabajo de restauración incluye desde la recolección de semillas de los árboles en el mismo bosque, su cultivo en viveros -donde permanecen entre tres y cinco años- hasta su reinserción en zonas aptas para regenar su población. "Yo mismo recolecto en el bosque las semillas de los árboles desde fines de febrero a principios de abril. Trabajo con cuatro mujeres que son de la zona (Caleta Inío) y con las que intercambiamos información valiosa sobre el bosque. Yo he aprendido de ellas y ella de mí", cuenta.
Tras la recolección, las semillas son limpiadas, seleccionadas y colocadas en una bolsa con arena fina y refrigeradas a 3 °C y a una humedad del 100%. En agosto son plantadas en pequeños recipientes, desde donde germinan en dos meses. "Allí permanecen casi un año y luego se pasan a las almacigueras, donde están otros dos o tres años. Un ciprés, por ejemplo, demora cuatro años en este proceso antes de ser trasladado a su punto final al bosque", dice Caracciolo.
Como todo proceso de repoblamiento, ha tenido fracasos. Los renovales no logran sobrevivir y hay que partir de cero. Pero Caracciolo y su equipo no dan pie atrás. De hecho, su meta es sumar otras 30 hectáreas para 2016 y sumar así 76 hectáreas de bosque nativo repobladas, lo que corresponde a unos 1.600 árboles por ha.
Aunque hasta ahora han trabajado con diversos árboles nativos, su objetivo es focalizarse en la renovación del ciprés de las Guaitecas, el más emblemático del parque y el más frágil.
El trabajo de repoblamiento ya puede apreciarse al visitar varios de los senderos del Parque Tantauco, de 18 mil hectáreas.
Mientras en caleta Inío se pueden ver pequeñas plantas de olivillos cerca de otros ejemplares de la especie de 500 año, en sendero de Bosque Hundido se observan varios ciprés de las Guaitecas en medio de las turberas.
Caracciolo y su equipo saben que su trabajo lo disfrutarán futuras generaciones, debido a los cientos de años que estas especies tardan en transformarse en árboles adultos.
"Nosotros no vamos a lograr ver un árbol de 40 metros, pero tal vez alguien que sí lo verá sabrá que alguna vez hubo alguien que se preocupó por esta especie y que plantó cipreses hace 100 años", dice.
Recolección de semillas