Nicanor Parra sale a la calle otra vez. En rigor, nunca ha dejado de estar en ella. No solo por los paseos que suele dar por Las Cruces, el balneario en el que vive hace tres décadas. También por la forma en que su obra y su figura han calado en los jóvenes y los lectores de a pie. Ahora, a dos meses de cumplir 103 años, el poeta más longevo de América Latina vuelve a rodar por el continente con un nuevo título, El último apaga la luz.
Seis años después del volumen II de sus Obras completas & algo +, el sello Lumen publica una "obra selecta". Un tomo de 400 páginas, que recorre toda la trayectoria de Parra desde Poemas & antipoemas (1954), el hito fundacional de su obra: el libro que puso en crisis a la poesía tradicional y encendió el fuego de la revuelta antipoética.
La selección de textos estuvo en manos de Matías Rivas, poeta y editor de Parra en el sello de la UDP. El libro viene a ser como la estrella de la galaxia dentro de la colección de poesía chilena de Lumen. "Surgió como respuesta al deseo natural y enorme que teníamos de incorporar a Nicanor Parra en la colección que estamos haciendo en Lumen Poesía Chile y que ya contaba con autores cuya obra, de una u otra forma, están en la estela parriana, como Bertoni, Elvira Hernández, Zurita y Redolés", cuenta Vicente Undurraga, editor del grupo Penguin Random House.
"Le propusimos a Matías Rivas ser el seleccionador, como gran conocedor de la obra parriana, y aceptó encantado. Matías propuso que fuera una obra selecta y que incluyera íntegros algunos libros clave", agrega.
No es una antología convencional, no abarca todos los libros de Parra. Tampoco es una colección de inéditos, aun cuando recoge textos dispersos publicados en revistas. Es su producción esencial: el Parra imprescindible, dice Matías Rivas. "Llevo 15 años de editor de Parra y fue un honor hacerme cargo de este proyecto. La selección y el título son míos, pero él aprobó todo", cuenta.
El volumen abarca sólo poesía escrita: deja de lado su obra visual. Y a diferencia de otras antologías, incluye algunos libros completos, como los Poemas & antipoemas, La cueca larga, Sermones y prédicas del Cristo de Elqui, Hojas de Parra y Mai Mai Peñi, el discurso de Guadalajara. "También hay una selección generosa de Obra gruesa, que va casi completo; New from Nowhere, los textos que publicó en la revista Manuscritos; monólogos de su traducción del Lear de Shakespeare, y un grupo de poemas dispersos con el título Calcetines huachos", agrega.
El antipoeta, Premio Cervantes 2011, guarda cuadernos con artefactos y textos inéditos, pero Matías Rivas prefirió no explorar en esa zona privada: "Hay que respetar la voluntad de Nicanor. Además, su obra después de El Cristo del Elqui es aún poco conocida", observa.
Los primeros ejemplares de El último apaga la luz ya están en poder de Colombina Parra, la hija menor del poeta. Ella los llevará a Las Cruces. La edición entrará a librerías este fin de semana. "A fin de año saldrá en España. Y también se irá publicando en Argentina, Perú, Uruguay y México", adelanta Vicente Undurraga.
Viejas y nuevas obsesiones
"DESVALIJEMOS A ESTE VIEJO VERDE / tú le sacas el lápiz/ mientras yo le sustraigo la corbata/ no le dejemos piedra sobre piedra/ yo le extraigo los dientes amarillos/ sácale tú los calcetines de lana// y comenzaron a robarle toda la plata/ le robaron un litro de bencina/ dos o tres metros de papel higiénico/ cuatro sobres aéreos/ toda su biblioteca pornográfica/ siete manzanas -ocho huevos duros/ media docena de claveles rojos/ nueve cajas de fósforos/ y una barbaridad de alfileres de gancho// hasta que el viejo pillo despertó/ y las hizo ponerse en cuatro patas".
El poema es de Hojas de Parra, que recoge sus escritos durante el régimen militar.
Desde Poemas & antipoemas hasta los Artefactos, la obra de Parra fue en ascenso en el continente. Pero se vio ensombrecido por el golpe militar, que no condenó. Se refugió entonces en el Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile. En 1977 publicó Los sermones del Cristo de Elqui, donde deslizó sus primeras críticas al régimen: "El pueblo chileno tiene hambre/ sé que por pronunciar esa frase/ puedo ir a parar a Pisagua/ pero el incorruptible Cristo de Elqui no puede tener/ otra razón de ser que la verdad/ el general Ibáñez me perdone/ en Chile no se respetan los derechos humanos".
Ya en los 80 su obra se volvió más política, de la mano de la ironía y el humor negro: "Dígase lupanar y no prostíbulo/ meretriz en lugar de prostituta (…)/ la palabra es el hombre/ no diga nunca sol/ diga astro rey/ diga Pronunciamiento Militar/ y verá cómo le suben los bonos".
Junto a ello están sus obsesiones permanentes: la relación hombre y mujer, la religión, la vejez y el tiempo, las paradojas. De esta época es su conmovedor poema El hombre imaginario. Y aparecen también, nuevas preocupaciones: "ULTIMATUM/ O redactan de una vez x todas/ La encíclica de la supervivencia carajo/ O voy a tener que redactarla yo mismo (...)/ Hurry up!/ Eternidades hay pero no muchas// El planeta ya no da para +".
A fines de 1993 hizo su última clase en la Universidad de Chile. A los alumnos del seminario Hamlet, Príncipe de Dinamarca, les dijo: "Hay que desconfiar de todo tipo de discurso, yo diría que esa es la conclusión de este seminario, hay que desconfiar de todo tipo de discurso", como lo recordó Marcelo Porta, quien fue su alumno. Para entonces el antipoeta ya había dado un giro a su obra y trabajaba en los antidiscursos o Discursos de sobremesa.
Nicanor estrenó su idea en la Feria del Libro de Guadalajara, donde recibió el Premio Juan Rulfo 1991 y agradeció con un ensayo en verso titulado Mai Mai Peñi: "HAY DIFERENTES TIPOS DE DISCURSOS/ Qué duda cabe/ El discurso patriótico sin ir + lejos/ Otro discurso digno de mención/ Es el discurso que se borra a sí mismo:/ Mímica x un lado/ Voz y palabra x otro (…)/ El lector estará de acuerdo conmigo no obstante/ En que se reducen a dos/ Todos los tipos de discursos posibles: / Discursos buenos y discursos malos/ El discurso ideal/ Es el discurso que no dice nada/ Aunque parezca que lo dice todo/ Mario Moreno me dará la razón".
Ultimas provocaciones
Calcetines huachos recoge algunas de sus últimos antipoemas. "DE LAS INFALIBLES PALOMAS/ No se libra la estatua de ningún presidente/ Nos decía la Clara Sandoval/Las palomas saben muy bien lo que se hacen", dice uno de ellos.
El volumen ofrece una panorámica de la obra de Parra y de su evolución. Es una suerte de obra casi completa más accesible que los dos tomos con toda su producción. "Es un Parra para todos", dice Vicente Undurraga.
"En la selección se ve la aparición de los diferentes personajes de Parra: el energúmeno, el Cristo, los eslogan, las distintas máscaras que usa", dice Rivas. "En la última parte están los textos de la Sagrada Familia y el poema del Papa, que son muy actuales".
"Aquí se ve que Parra está vivito y coleando", agrega. "Parra sigue siendo un provocador. Es un genio. No solo es autor de poemas maravillosos; en su obra hay operaciones intelectuales sofisticadas. Le ha dado muchas señales de ruta a la poesía chilena, por lo pronto, la ironía con que mira la realidad".
La Sagrada Familia es un rap y parte con estos versos: "En una aldea maldita/ Con ínfulas de ciudat/ Un viejo se enamoró/ De una menor de edat// La va a esperar al liceo/ Con gran regularidat/ La mira x el espejo/ Le ofrece una cantidat/ La toma de la cintura/ Con mucha perversidat/ Le dice m'hijita linda/ Hágalo x caridat/ Hasta que la colegiala/ Perdió su vir-gi-ni-dat...".